He hecho deporte toda mi vida. En mi casa no se concibe de otra manera: mis padres se dedican a ello y nos han inculcado a mi hermano y a mí lo mismo. Durante mi infancia y adolescencia pasé unos 12 años entrenando en el equipo de natación de mi pueblo, mis padres me llevaban a jugar a tenis con ellos, a dar caminatas... Todo lo que te puedas imaginar y más. Sin embargo, el ejercicio de fuerza siempre fue algo que quedó pendiente en mi lista y sobre lo que tenía muchos reparos. No obstante, un día la cabeza, por fin, me hizo click.
Los motivos que hacen de esta inversión la mejor de 2023
Tengo clarísimo que mi mejor apuesta de 2021 fue comenzar mis sesiones de terapia con mi psicóloga, a la que estuve yendo durante más de un año y medio para sanar y poner en orden un zafarrancho mental que llevaba cociéndose años. En 2023 empezar las clases con Jesús se llevó este premio. Y no, no lo digo como si una cosa excluyese o implicase a la otra, sino simplemente como una anécdota para que veas lo importante que es emplear el dinero que puedas permitirte en salud, que es de lo que se trata esto. Pero te cuento más motivos:
- Porque por fin he comprendido la importancia de entrenar fuerza de forma constante, progresiva y adaptada a cada caso. Sí, amiga, si quieres hacer cardio es fundamental acompañarlo con este tipo de entrenamientos, ya que consiguen mejorar la densidad ósea disminuyendo el riesgo de osteoporosis o fracturas y protegiendo a la vez nuestras articulaciones, además del fortalecimiento de la musculatura, claro. Además, mira este ejemplo con los cambios de esta chica al pasado de un tipo de entrenamiento a otro.
- Porque iba buscando unos resultados que poco a poco voy consiguiendo. Y lo de poco a poco se debe en parte a que me cuesta muchísimo comer las cantidades de comida de mi dieta, pero estamos en ello. Cuando tuve la primera entrevista con mi entrenador le dije que mi objetivo era "estar apretada", así, como concepto. Y estamos en ello. No es que yo partiese de una mala base ni mucho menos, pero los cambios en el espejo son notables y hasta mi peor, y mejor, jueza, mi madre, lo ha resaltado.
- Porque cuando salgo a correr después de un tiempo sin haberlo hecho la diferencia es brutal. Este verano comencé de nuevo después de meses y la forma de afrontar la carrera y la recuperación fueron increíbles. Cuando no hacía nada de fuerza y dejaba de correr una semana o dos por diferentes motivos, volver me costaba la vida y ahora no siento para nada eso. Además, tengo mucha más confianza cuando salgo a hacerlo. Por cierto, si uno de tus propósitos es empezar a correr, toma nota de estos tips.
- Porque me ha salvado a nivel mental el 2023, que ha sido un año durísimo de trabajo y a nivel emocional por muchos motivos convirtiéndose en un refugio, más que en una forma de desfogar. Una rutina que hace llevadero todo lo que forma parte de la misma. De hecho, aprovecho para dejarte por aquí siete formas en las que el deporte consigue rebajar la ansiedad.
- Por haber llegado en enero de 2023 sin saber si iba a poder con una mancuerna de más de cuatro kilos y sin siquiera hacer una dominada con ayuda y la satisfacción de entrenar al fallo con unos pesos que nada tienen que ver con eso.
- Porque ya no tengo miedo de hacer este tipo de prácticas gracias a que hay una persona que me guía, me orienta y que sabe de verdad hasta dónde puedo llegar y también hasta qué punto exigirme.
- Y este puede que sea mi motivo favorito: porque paso muchas horas sentada delante del escritorio trabajando y me veía obligada a llevar unos tirantes todo el día para el dolor de espalda y hace meses que ni siquiera lo uso, algo que se debe básicamente a este tipo de entrenamiento. Que sí, que además voy a las 7h30 de la mañana y con ganas, ¡si es que una está para que la encierren!
- Vale, vale, y lo último, ¡ya ni siquiera me pongo tan rojísima como en la foto de portada cuando hago ejercicio! Si es que todo son ventajas...
Odiada pandemia, contigo empezó todo
Lo ingenuos que éramos todos cuando nos dijeron que íbamos a tener que estar encerraditos dos semanas en casa... Qué cosas. La pandemia trajo consigo algo totalmente inesperado: la muerte y el miedo estaban más presente que nunca de forma general y eso nos hizo cambiar los códigos que durante un tiempo rigieron nuestra vida.
Ante ciertas carencias salieron a relucir nuevas necesidades, nuevos impulsos: gente empeñada en hacer masa madre, reposteros fit por encima de sus posibilidades, videollamadas en masa en las que no había nada que contar... Y por supuesto ejercicio en casa. Fue entonces cuando comencé a hacer ejercicio de fuerza en casa con mi hermano y desde aquel momento fue algo que ya no se me fue de la cabeza, a pesar de que hubo un impasse hasta que finalmente me apunté a las clases de mi entrenador.
Que sí, que entrenar fuerza es para todos
Tú no te haces una idea de la cantidad de veces que salió de mi boca la frase de que entrenar fuerza no era para mí. Antes de apuntarme a estas clases mi rutina de ejercicio consistía en ir a correr dos o tres días en semana y asistir a pilates otras dos jornadas.
Sin embargo, después de un tiempo de parón en la carrera, hablando con mi hermano, es enfermero y dietista, me comentó que para los cambios que yo quería ver en mí, a todos los niveles, lo que él me recomendaba era hacer ejercicio de fuerza de forma progresiva.
Tras hablarlo con él detenidamente me convenció, caigo fácil, todo hay que decirlo, y pregunté en varios sitios para informarme sobre precios, dinámica de las clases y tener un primer contacto con los responsables. Cuando contacté con mi entrenador, Jesús de Zona de Sporto, lo tuve claro cristalino. Fue un flechazo: una persona joven, con mil ganas de sacar su trabajo adelante, honesto (me llegó a decir que de acuerdo a mi bagaje deportivo podría ir a entrenar a otro sitio más económico y que además está al lado de mi casa) entregado y cuidando muchísimo cada detalle de su trabajo y su carta de presentación.
Tuvimos una primera sesión que consistió en una entrevista y un reconocimiento, aunque yo ya ahí estaba convencidísima de que le iba a decir que sí. En mi casa, entreno con él dos días en semana de forma personalizada pero comparto clase con dos o tres compañeros más. Y sí, se puede ir centrando en cada uno de nosotros, aunque por supuesto cuando llega una persona nueva requiere más atención, o cuando se pone en práctica un ejercicio por primera vez.
En esa primera toma de contacto, en enero de 2023, le expresé a Jesús mi miedo al hacer ejercicio de fuerza, ya que al final no terminaba de ser constante en casa con ello y me daba la sensación todo el tiempo de que me iba a romper. Eso de pensar en coger peso era algo que se me iba muchísimo de las manos, literal y metafóricamente hablando, y pensaba en lesiones 24/7. ¿El objetivo que le trasladé? "Yo quiero estar apretada". Increíble tecnicismo, lo sé. Por supuesto él se rio.
Jesús me aseguró que entrenar fuerza es para todos y que es la clave además para poder hacer cardio de forma más segura y con la idea de prevenir lesiones en la medida de lo posible. La carrera es un deporte de mucho impacto en las articulaciones y es necesaria una buena musculatura para rebajar esas posibilidades de daño.
Me transmitió mucha tranquilidad diciéndome que lo iríamos haciendo y viendo todo de forma progresiva, que él me iría marcando el ritmo de acuerdo a mis capacidades y que habría objetivos a corto, medio y largo plazo, teniendo además en cuenta que la parte de nutrición yo la tengo cubierta gracias a mi hermano.
Y después de todo esto, aquí estamos, casi un año y medio después con los avances que se observan a simple vista, pero también con los que van por dentro.
Fotos | Cristina Sobrino Calado
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