Recuerdo que hace algún tiempo se decía que el joven y talentoso diseñador británico Christopher Kane se había negado a hacer un vestido para Victoria Beckham alegando que ella no era la clase de gente para la que él diseñaba. No sé qué hay de cierto en eso pero el caso es que también recuerdo haber visto a Victoria Beckham vestida de Christopher Kane (y en dos ocasiones diferentes). Supongo que eso de “quien paga manda” es muy cierto.
En cualquier caso, es verdad que algunas celebrities no pintan nada con el estilo que pretende transmitir una firma. Con la publicidad nos venden unos ideales de belleza, éxito y perfección, pero luego quien compra esa ropa no tiene por qué cumplirlos (sólo pagarlos). Se me ocurre, por ejemplo, Britney Spears. Con lo acabada que está la pobrecita, ¿quién querría relacionar su marca con ella? Pero como tiene pasta, viste de Prada, Marchesa...
Aunque tampoco entiendo muy bien la dinámica que sigue el marketing o la filosofía de algunas empresas. Yo pondría en el mismo saco que Britney Spears a Amy Winehouse, pero esta última es un ídolo para Karl Lagerfeld y ahora Roberto Cavalli quiere convertirla en embajadora de su firma.
Toda esta disertación es simplemente para deciros que el diseñador Alexander McQueen, que acaba de abrir una enorme tienda en Los Ángeles, ha declarado que espera que Paris Hilton, cuando pase por su tienda, pase de largo porque no es el tipo de celebrity que quiere que relacionen con su firma, él no diseña para tipas como ella.
Me parece muy bien. Que lo piense, no que lo haga. Si Paris Hilton quiere comprar ropa de Alexander McQueen y tiene la pasta para hacerlo, no pueden impedírselo (aunque espero que después de estas declaraciones lo mande a paseo y pase de largo de su tienda).
No es que tenga nada en contra de Alexander McQueen, pero ya que ha abierto el tema sobre quién debería comprar y relacionarse con ciertas firmas, me gustaría comentar algo que hace tiempo que tengo en la cabeza. De hecho, desde que vi un reportaje sobre las clientas de la Alta Costura.
Los diseños de Alta Costura tienen unos precios prohibitivos. Aparte de algunas estrellas de Hollywood (que aunque podríamos discutir si merecen cobrar los sueldos que cobran, al menos tienen una profesión conocida) y algunos empresarios de (mucho) éxito, los que pueden pagar estos precios son mafiosos, especuladores, narcotraficantes y demás fortunas corruptas. Bueno, también están las pocas familias aristócratas europeas ricas que quedan. Aunque siempre me he preguntado cómo (y a qué precio) han mantenido sus títulos, sus tierras y su fortuna con la historia que hemos tenido en nuestro continente en el siglo XX (dos guerras mundiales, régimenes fascistas...). En fin, supongo que soy una mal pensada.
Pero a esta gente no les da pereza que los relacionen con sus marcas. De hecho, hasta los sientan en las front row de sus desfiles. Claro, lo que decíamos: quien paga manda. Porque al fin y al cabo, sr. Alexander McQueen, hay que comer cada día y pagar las facturas cada mes.
Y ya para terminar. Si no me creen, sólo fíjense dónde están las mejores boutiques de moda en nuestro país. Sí, en Madrid y Barcelona hay algo (YSL, Vuitton, Chanel...) pero el verdadero centro está en Marbella. Y aunque en esa ciudad deben de veranear los más ricos y pijos de Europa, a mí sólo me viene en mente el sr. Torrente.
Vía | Sassybella
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