El deporte le ha declarado oficialmente la guerra a los uniformes de bikini. La selección noruega femenina de balonmano playa prendió la mecha hace unas semanas al disputar en mallas el partido por el bronce del Europeo, pese a la sanción de 150 euros por jugadora que les supuso. Desde entonces, son varios los equipos que se han sumado a la protesta por vestimentas que consideran discriminatorias, anticuadas y que sexualizan gratuitamente a las deportistas. La última selección en hacerlo ha sido la femenina francesa de balonmano playa, que ha enviado una carta a la federación para exigir el cambio de uniforme.
La selección noruega prende la mecha y la francesa recoge el testigo
La Federación Internacional de Balonmano dicta que las jugadoras deben vestir un bikini "ceñido y cortado en ángulo ascendente, no superando nunca los diez centímetros de longitud". Además, para la parte superior del uniforme exige mostrar el abdomen. En el lado opuesto, los hombres pueden llevar pantalones cortos de hasta diez centímetros por encima de las rodillas, siempre que “no sean demasiado holgados”. El porqué lo desconoce hasta la propia Federación.
Jessica Rockstroh, portavoz de la Federación Internacional de Balonmano, ha declarado que "el motivo de las normas se está investigando de manera interna” y que no habían recibido quejas oficiales anteriormente. Más tarde rectificó y dijo que Noruega era el único país que ha protestado oficialmente. De hecho, según el director de la Federación Noruega de Balonmano, llevan quejándose repetidamente de la exigencia de la parte inferior del bikini a la federación internacional desde 2006 sin que pase nada.
La entrenadora de la selección francesa de balonmano de playa, Valérie Nicolas, ha informado de la decisión de su jugadoras de no competir tampoco con el bikini y "usar, en su lugar, las prendas que ellas crean convenientes", tal y como ha dicho en una entrevista con el periódico Le Parisien: "Para muchas jugadoras, esta prenda supone un tremendo complejo […] Lo único que pedimos es que podamos jugar en pantalón corto. Queremos que la atención se centre en la deportista y no en el bikini”, ha explicado.
La rebelión de las jugadoras francesas podría acarrearles una multa económica, como la de del equipo noruego que, por cierto, se ha ofrecido a pagar la cantante Pink, quien ha opinado en Twitter que "debería ser la federación la multada por sexismo". Aunque, además de esto, las francesas también podrían ser descalificadas por la Asociación Europea de Balonmano.
La protesta se cuela en los Juegos Olímpicos
La protesta ha llegado hasta los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y, hace unos días, el equipo alemán femenino de gimnasia protestó contra los trajes de bikini usando uno de cuerpo completo: "queríamos mostrar que cada mujer, todo el mundo, debería decidir qué ponerse", dijo Elisabeth Seitz, una de las gimnastas olímpicas alemanas.
Aunque las deportistas se han manifestado muchas veces en las últimas décadas contra sus uniformes. En 2011, la Federación Mundial de Bádminton decretó que las mujeres debían llevar faldas o vestidos para así ayudar a reavivar el decaído interés por el bádminton femenino. En la carta enviada en 2006 a la Federación Internacional de Balonmano, la federación noruega afirmaba que el requisito de que las mujeres llevasen bikini era "insensible a las normas culturales de algunos países y podía resultar embarazoso para quienes no querían que se expusiera tanto su cuerpo".
De hecho, en los torneos nacionales, las noruegas puede llevar pantalones cortos y, según han denunciado las jugadoras, hay quienes no quieren competir a nivel internacional por los requisitos del uniforme. De momento, la federación Internacional de Balonmano discutirá la moción en noviembre.
Fotos | @sarah.vossi y Federación noruega de balonmano playa.