La germinación de la patata es inevitable si dejamos que pase el tiempo almacenada desde que la compramos. De hecho, el clima suave y la temperatura estable de nuestras casas hacen que sea un lugar perfecto para que broten las patatas, que tienen el potencial de germinar por sí misma gracias a la acumulación de nutrientes en su interior. Así que, lo más probable, es que hayas ido en algún momento a coger alguna para cocinarla y te hayas dado cuenta de que le habían salido brotes. Pero, ¿siguen siendo comestibles?
¿Pueden comerse las patatas germiandas?
Al igual que ocurre con otros alimentos, las patatas producen una sustancia química llamada solanina cuando germinan. Esta sustancia, que incluso puede ser beneficiosa en pequeñas cantidades, puede llegar a ser tóxica en humanos si se ingiere en grandes cantidades. Pero, que no cunda el pánico porque esto no es algo que vaya a ocurrir si la patata tiene solo unos ligeros brotes desde hace unas pocas semanas.
El verdadero riesgo de ingerir patatas con brotes y raíces se da cuando han pasado mucho tiempo germinadas, llegando incluso a adoptar un color verdoso por la producción de solanina. En estos casos, la patata empieza a arrugarse al perder sus nutrientes y convertirse en azúcar, lo que acelera el proceso.
Así que, podemos decir que si simplemente han aparecido unos brotes pequeños y la patata permanece firme, es seguro comerla. Solo tenemos que eliminar los brotes y las partes germinadas, así como las partes blandas si las hubiera (que es donde se concentran las sustancias tóxicas). Sin embargo, si el estado de germinación es más avanzado, es mejor desecharla porque aumenta el riesgo de que puedan causarnos una intoxicación alimentaria.
Cómo reducir el riesgo de que germinen las patatas
La primera estrategia para evitar que le salgan brotes a las patatas es evitar almacenarlas por largo tiempo. Solemos comprar las patatas en mallas de muchos kilos y eso aumenta las posibilidades de que pase más tiempo hasta que las ingerimos. Por lo tanto, es mejor hacerse con pocas patatas e ircomprando a medida que las vayamos necesitando.
Una vez en casa, guárdalas en un entorno oscuro porque la luz acelera el proceso de germinación. Por último, y aunque es una sugerencia popular más que científica, es no almacenar patatas y cebollas juntas porque podría acelerar el proceso de germinación.
Por el contrario, hay otro tipo de frutas y hortalizas que podemos utilizar para aumentar la durabilidad de la patata y conservarla mejor en casa. Es gracias al etileno, un gas que desprenden durante su maduración distintas frutas como plátanos, melones, manzanas, peras o melocotones. Lo que sucede es que el etileno de estas frutas, cerca de las patatas, ralentiza la germinación. Así lo documenta el Journal of Food Science and Technology. Desde luego, la solución no puede ser más natural y sencilla.
Foto de portada | Immo Wegmann
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