Cada vez vas a ver más y más hombres con unos ojos perfilados de una cosa negra que le da la vuelta al ojo: es el eye-liner. Negro, por favor, al menos por ahora hasta que la generación moderna lo haya asumido como elemento de maquillaje perfectamente masculino y favorecedor. Y marrón oscuro para los castaños claros o rubios.
Claro que si vas a trabajar a la oficina, mejor no lo uses a menos que sea un ambiente ultra-moderno. En caso contrario, prefiero que no luzcas unos ojos profundos y mirada sensual pero que conserves tu empleo, que el horno laboral ya no tiene muchos bollos.
Pero para salir, para el encuentro anual de tu quinta, para Nochevieja … ¿porqué no? Yo lo encuentro muy interesante. El eye-liner es como un rotulador con pincel con el que puedes reseguir toda la base de las pestañas, ahí donde crecen, y quedar tan bien como el modelo de la foto. Para aplicártelo, echa fuera del cuarto de baño a todo el que te vaya a poner nervioso porque necesitas un mínimo de buen pulso.
Te aconsejo que la primera vez que lo uses no lo hagas diez minutos anter de salir porque es cierto que necesitas un poco de práctica. Igual no, puede que a la primera salga una linea bien definida y sin “socavones” pero por si acaso mejor pruébalo con tiempo. Recuerda: es sólo cuestión de práctica.
No echeis el grito al cielo si os digo que, ahora que utilizais un eye-liner, necesitais limpiaros más que nunca antes de acostaros o vuestra madre-novia-esposa os va a regalar detergente para la lavadora por Navidad. Ahí sí que vamos a utilizar el algodón de todas todas: un poco de producto desmaquillante de ojos o de limpiadora en leche y lo pasais por los párpados. Si no lo comprais resistente al agua (waterproof) se quita en un plis.
Vía | Arrebatadora
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