La camisa es la prenda masculina por excelencia, o por lo menos así lo pienso yo. Defenestrada por algunos y reverenciada por muchos otros, nadie duda que esta prenda es inmortal y eterna. Temporada tras temporada las modas cambian, al igual que el gusto y el estilo, pero una camisa siempre estará ahí, demostrando que sigue jugando dentro de nuestro armario ese rol de imprescindible.
¿Pero sabemos realmente cómo cuidarlas y conservarlas?. Un buen planchado, un cuello pulcro y limpio y unos puños con un aspecto cuidado son su auténtica carta de presentación. Si descuidamos alguno de estos puntos nuestra imagen puede verse seriamente arruinada. Y es que no hay nada más feo que un hombre con una camisa sobada o mal planchada. Por eso recuerda que esta prenda, al igual que muchas otras, tienen unas instrucciones de cuidados que todos debemos saber. Veámos cuáles son los puntos más importantes que todo hombre debe tener en cuenta para mimar esta prenda tan especial.
1. Un buen planchado, imprescindible
Tranquilo, la plancha no te quemará los dedos ni te convertirá en la Juani de médico de familia. Sólo hace falta familiarizarse con su funcionamiento, localizar el botón del vapor y poner en práctica estos valiosísimos consejos que te damos en Mensencia. No te preocupes, sólo necesitarás un poco de pacencia para conseguir que tus camisas luzcan un aspecto impecable, mejor que el de una tintorería.
2. La percha es importante
No me refiero a tu aspecto físico, eso también puntúa. En este caso es importante que cada camisa vaya colgada en su percha, para ello bastará con hacerse con unas buenas perchas de madera, olvídate del plástico y de esos horribles alambres que te regalan en la lavandería cuando vas a recoger las prendas. Lo único que conseguirás con perchas “low cost” es que se marquen unas rayas en los hombros que estropearán el planchado tan minucioso que previamente te has currado.
3. Cuidado con los botones
Algunas camisas llevan botones especiales, distintos y difíciles de conseguir. Muchas veces llevan recambios cosidos en las etiquetas interiores, pero hay casos en los que no. Por eso es importante cerciorarse que los botones de los puños y de la pechera están perfectamente reforzados, si no es así, con un par de puntadas bastará.
4. Las camisas blancas tienen fecha de caducidad
Como lo oyes, no sólo los yogures vienen con fecha de caducidad, las camisas blancas no la llevan impresa, pero su uso continuado hace que pierdan su aspecto original. El sudor y las numerosas visitas a la lavadora pasan factura a cuellos, puños y a la zona de las axilas. Así que no pierdas el tiempo con la lejía y renueva este básico de armario.
5. Jubila a esas viejas glorias
Seguro que en tu armario aún conservas esa camisa malva de rayas verdes y cuello blanco que un día te compraste en Zara porque le encantaba a tu ex novia. Pues que sepas que aunque la camisa suele ser una prenda atemporal, hay modelos que tuvieron su momento hace años y que algunos deberían estar ahora en el museo de los horrores. De todas formas, hoy día todavía salen a paseo los sábados por la noche. Renovarse o morir.
6. El tuning camisero
Las camisas también se pueden “tunear”, aunque no hace falta ponerles un alerón de fibra de carbono. Me refiero a que si tienes una camisa que no usas porque adelgazaste y te queda grande puedes arreglarla entallándola ligeramente en la espalda y así conseguirás por pocos euros que esa L sea casi una M.
7. Tendales asesinos
Igual no te toca habitualmente poner esa odiosa colada en el tendal, pero es importante que te asegures que algunas cuerdas, alambres o incluso las propias pinzas de la ropa pueden estar manchadas de óxido, algo que puede perjudicar el aspecto de una camisa, ya que son manchas muy difíciles de sacar.
Espero que tomes buena nota de estos consejos y consigas que las camisas de tu armario parezcan sacadas del vestidor de un gentleman inglés. Bien planchadas, impecables y siempre perfectas, esa es la clave.
Foto | Mirto
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