La sangre es muy escandalosa y, aunque parezca que nos estamos desangrando cada vez que nos baja la regla y nos encontramos con la matanza de Texas en las bragas, lo cierto es que un sangrado menstrual normal suele ser, en su totalidad, de unos 30 a 50 ml, más o menos. Es decir, unas dos o tres cucharadas soperas de agua, células muertas del endometrio, lípidos, proteínas y hormonas como la progesterona. Una cantidad que se contrapone a las toneladas de residuos que generamos con productos sanitarios desechables y los 1.100 euros que se calcula que gastamos en tampones y compresas, aproximadamente, a lo largo de nuestra vida fértil.
En los últimos años, se han popularizado alternativas mucho más sostenibles y económicas que los productos habituales de higiene íntima, como la copa menstrual, que viene avalada oficialmente por la ciencia. Y es que un estudio publicado en The Lancet Public Health, una de las publicaciones médicas más antiguas y prestigiosas del mundo, ha concluido que el uso de la copa es seguro y efectivo. Además, también confirma que ahorra dinero y genera menos residuos al ser reutilizable. Así, ha ido evolucionando de ser algo cosa de la excéntrica del grupo de amigas hasta que Tampax comercialice la suya propia.
Sin embargo, la copa no siempre resulta ser la opción más cómoda o conveniente, según los gustos y necesidades de cada una. Según datos de Platanomelón, el 40% de las personas menstruantes no usamos productos insertables. Esto puede suponer una piedrecita en el camino para quienes queremos dejar de contaminar con los más de 180 kg en productos menstruales que gastamos a lo largo de nuestra vida y cuyos plásticos tardan 300 años en biodegradarse. Además, del gasto de 180 euros al año que nos supone.
Para aquellas con vaginismo o que simplemente prefieren dejar que el flujo salga, las braguitas menstruales son la opción más económica y natural disponible hasta el momento. Su uso ha seguido una evolución similar a la de la copa y ya no son un producto de nicho. La primera marca en comercializarlas en España fue Cocoro pero ahora podemos encontrarlas en firmas low cost como Etam, Uniqlo, Dim y hasta Primark... Aunque hoy hablaremos de las que ha lanzado Platanomelón y que pueden pedirse en su web junto a los juguetes sexuales y complementos de siempre, cubriendo, de este modo, todas las fases del ciclo sexual femenino.
Las bragas menstruales de Platanomelón a prueba
Se llaman Kiwitas, no tienen sustancias químicas en su composición que puedan alterar el ciclo menstrual, según el fabricante, son antimicrobianas, bactericidas y antiolores. Y las hemos probado.
En cifras facilitadas por la marca, tienen una capacidad de absorción de seis tampones, tres compresas y dos copas menstruales. En experiencia propia, aguantan perfectamente un día entero. Aunque todo depende del día del ciclo y la cantidad flujo pero lo cierto es que sus cuatro capas de protección generan la confianza suficiente como para querer atreverse a probarlas en los días fuertes.
La sensación subjetiva es como de llevar una compresa de noche sin alas de toda la vida pero sin la preocupación de que pueda moverse y mancharte la ropa. Además, desde fuera pasan por unas bragas deportivas normales. Nosotras hemos probado el modelo Classic Sporty pero están disponibles en diferentes colores y modelos, incluido un corte más sexy con encaje y un tanga.
Además, son 95% algodón orgánico, lo que se traduce en que son supersuaves al tacto. Aunque lo mejor es lo fácil de lavar que resultan, ya que no requieren de ningún tratamiento de prelavado ni ciclo especial: a la lavadora con el resto de tu ropa y listo. Eso sí, a un máximo de 30º y sin lejías, suavizantes ni jabones que contengan aceites naturales ni jabón de Marsella. En general, que como dirían en Vinted: Je recommend.
Fotos | Unsplash y Platanomelón