Han pasado ya unos días del evento internacional coordinado para salir de compras por las principales ciudades del mundo, y lo que está claro es una cosa: nos gusta estar en la calle, nos gusta ver gente, nos encantan los eventos únicos y lo mejor de lo mejor, nos encanta que sea exclusivo.
Si mis primeras impresiones sobre la Fashion´s Night Out tenían sentimientos encontrados, creo que con un poco de reposo puedo darme cuenta del evento tan inmenso que se ha llevado a cabo, con poquísimo tiempo, y con una colaboración por parte de las firmas increíble.
No deja de ser un escaparate publicitario increíble, pero hay firmas que no lo necesitan. ¿O alguna vez habéis visto un anuncio de los más famosos zapatos canarios? No, nos bastamos nosotras, las referencias y las series de televisión para volvernos locas cuando la entrada es libre. En la boutique de Madrid, en la calle Serrano, a Manolo Blahnik se entra a través de un patio. Desde la misma acera la alfombra roja te indicaba que ahí pasaba algo.
El patio lleno de gente con su copa de champagne te decía que ibas por el buen camino, pero intentar entrar en la tienda… era casi imposible. No eran las colas de Dior, Chanel o Louis Vuitton, era algo diferente. Entrabas, veías los zapatos, te probabas los zapatos en esos asientos de terciopelo alucinantes, tomabas algo de comer, y salías. Pero todo el mundo pasó por allí.
Carolina Herrera fue otra de las boutiques que mejor se organizaron. Camareros guapísimos, que también hay que decirlo, un ambiente en el interior super cálido, y todas la mujeres con los labios rojos. Una petición de la firma para dar mayor ambiente.
En Loewe podríamos decir que se desató la locura. Entrada más restringida, como DJ el diseñador de la firma Stuart Vevers pasaba casi desapercibido ante la presencia de lo más granado de la sociedad madrileña. VIPs y nobles (como el Duque de Lugo), y amantes de la firma estaban por allí. Y su directora de comunicación, increíble con un conjunto de cuero. Estas prendas habrá que ir rescatándolas del armario porque han vuelto para quedarse. Imposible no fijarse en los zapatos de la chica que vigilaba la puerta. Altísima y muy delgada, lucía un diseño de la casa espectacular.
La milla de oro, la esquina donde los sueños se cumplen era otra cosa. Yo me quedo con la frase de una señora que se acercó a solicitar la famosa bolsa dorada del evento:
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“¿Que no me das una bolsa? Si soy del barrio de toda la vida”
Simplemente genial. En Bottega Veneta prendas perfectas para mujer sin apenas público dentro. Y allí sí había compradores. En Dior, imposible. En Louis Vuitton, la cola de entrada era tan grande como la alfombra roja de varios metros que se había situado en la entrada. En Jimmy Choo parecía que regalaban algo dentro. Y así era, fiesta y música, moda exclusiva y la posibilidad de disfrutarlo con amigas, compañeras, hijas y madres. Que las había y muchas.
Tiffany vivió momentos casi de cuento. Con su bandera americana en la puerta, la entrada de convirtió en un constante movimiento de amantes de la firma y los diamantes que querían ver el interior de la última gran boutique que ha abierto en Madrid.
Si no ibas maquillada, era el día perfecto para probar los mejores productos en El Corte Inglés de Serrano, que abrió toda su planta baja donde está perfumería y cosmética para que las firmas realizan retoques y pruebas a todo aquel que quisiera. Lleno hasta la bandera.
Conclusiones
Si os preguntáis si volvería a ir, la respuesta es sí. Si las firmas han sacado beneficio, creo que la respuesta es sí también. No sólo publicitario, sino porque muchas volverá, volveremos, a visitar las boutiques los próximos meses. Pero esta vez a comprar. En Armani, por ejemplo, muy alejada de Ortega y Gasset, sí había venta. Y en Adolfo Domínguez la fiesta también era importante. El diseñador y su sobrina Gala eran los protagonistas.
Las relojerías parecían ajenas al evento. No había fiesta en su interior, pero sí venta. Cosa que creo les gustó más. Lo que está claro es que si la próxima vez que se haga, confío en que se instaure anualmente y en muchas más tiendas y zonas, las calles están perfectas, y el tráfico se corta realmente, el espectáculo ya va a ser indescriptible. Decía una lectora que en Milán fue increíble. Por lo que he leído, Nueva York, como siempre, nos gana. Pero es que competir con la ciudad de los excesos es imposible.
Seguro que me dejo algo en el tintero, pero podéis preguntar lo que queráis y contarnos vuestra experiencia. Yo me quedo con La Perla como la mejor puesta en escena. El mejor trato dentro y el ambiente más cálido. Será cosa de la lencería tan espectacular.
(PD. Sí, he vuelto a recurrir a un amigo fotógrafo para tener las imágenes perfectas)
Imágenes | Santos MR
En Embelezzia | Fashion´s Night Out: primeras impresiones