Con su nueva colección pour Femme, primavera-verano 2013, Louis Vuitton nos retrotrae directamente a los años sesenta. Durante el último día de desfiles de la Paris Fashion Week, Marc Jacobs puso en escena un cat-show absolutamente único. Una colección coherente, innovadora, imaginativa y primaveral, con modelos que parecían recién salidas de la discoteca neoyorquina Studio 54.
El damero, uno de los símbolos de la marca LV desde hace décadas, parece haberse convertirdo en una auténtica obsesión para Marc Jacobs, que los declina en todas las versiones posibles sobre modelitos muy a lo Twiggy, en amarillo y blanco, marrón y blanco, beige y blanco y, como no, en negro y blanco.
Louis Vuitton dio la bienvenida a sus invitados en el patio del Louvre, dentro de una estructura tapizada en un damero chocolate y blanco, obra del artista Daniel Buren. En su interior, instalaron una gigantesca pasarela y cuatro escaleras mecánicas pintadas, cómo no, en un damero amarillo y blanco, por las que bajaban y subían las modelos después de haber exhibido los modelos que les habían tocado en suerte.
Las modelos lucían vestidos largos pegados al cuerpo, trajecitos mini con hombreras redondeadas, conjuntos de top con faldas tubo que dejaban el ombligo al aire, abriguitos cortos en forma de A, shorts y lazos en el pelo. Todo con estampado de damero, con cuadrados oversize o más pequeños que recordaban las banderolas que marcan la salida de los Fórmula 1.
Los accesorios reproducen las mismas tendencias, con mini Speedy adornados con cuadrados gigantescos, que también se repiten en los stilettos que lucían las modelos.
La silueta funciona, resulta alegre y divertida. Justo lo que se había propuesto Marc Jacobs (lo comentó entre bambalinas). Un estilo súper apetecible, qué duda cabe, aunque sólo apto para las twiggies (piernas flacas) de nuestra época.
El estilo Twiggy, aún hoy, sigue inspirando a los grandes creadores de la moda (pelo muy corto y engominado con raya al lado, ojos muy maquillados con pestañas postizas, etc.). Marc Jacobs, para Louis Vuitton, sigue apostando por él, cincuenta años después.
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