Acabo de regresar del desfile de Duyos. He estado viendo su colección Primavera Verano 2010 y lo más comentado tras el desfile era algo casi ajeno a la colección: lo mal que estaba un lado de la pasarela y donde las modelos se iban tropezando una a una hasta casi hundir el suelo.
Asistir a un desfile en Cibeles es casi una heroicidad. Aparcas lejos, tienes que hacer colas, tienes que encontrar tu hueco con tu nombre en una silla, evitar los directos de televisiones, los grupos de adolescentes corriendo para coger una revista, dos o tres, y hacerse fotos cual Gossip Girl. Y, una vez entras en Pasarela, Cibeles o Neptuno, se diferencian por lo elevado de la misma pasarela, esperar que los fotógrafos terminen su trabajo: encomiable siempre.
Nuestros front row son menos vistosos que en otras pasarelas, pero es que aquí solemos valorar poco lo patrio. Eso sí, podemos estar bien orgullosos. Moda nacional e internacional se unían para ver a Duyos, que contaba con Marina Pérez entre sus modelos.
Dicen que cuando te fijas más en la música de una película que en la película misma, es que algo pasa. Creo que me ha ocurrido a mi. La música del desfile me ha encantado. La ropa no demasiado. Sí alguna falda de volantes, y un par de vestidos, pero las combinaciones de flores de diferentes colores y tamaños en conjunto dos piezas no me convence. Como tampoco la apuesta del cabello. Melena ladeada, ochentera total, y modelos sin maquillaje.
Los shorts en la pasarela han sido increíbles, cierto, porque en las mujeres que estábamos mirando... es imposible. Los diseños del madrileño creo que son para cogerlos por partes. Como por partes es como he visto su desfile.
Primero en la butaca, y después, justo antes de que empezara el de Elio Berhanyer, entrar al backstage. Alucinante, en serio. Ver a las modelos relajadas, en sus butacas, paseando con su ropa de calle normal perfectamente maquilladas y peinadas; recortes de prensa por donde luego ellas van pasando a la carrera, y muchos nervios. Pero si hay nervios entre las chicas, los diseñadores ganan. Siguen dando órdenes a costureras y gente de maquillaje y peluquería, y ahí se cuece el centro de los desfiles. Cada detalle cuenta, cada complemento. Por cierto, algunas modelos regalaban sus tocados al final del desfile algunas fans.
¿Y qué hay alrededor de la pasarela? Pues me he llevado una decepción. Pequeños stands donde suscribirse a revistas de moda; café, chocolate, cerveza, pruebas de aspiradoras (sí, sí... lo estáis leyendo correctamente), y mucho fan de The Sartorialist. Eso si, la firma de cosmética que patrocina la Pasarela Cibeles, L´Oreal, realiza talleres de maquillaje y tutoriales que estaban repletos de chicas deseando sacarse el mejor partido y eso me ha gustado.
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