Creo que este es el único caldero que no le tiraría a mi chico a la cabeza si me lo regalase, y no es cuestión de ser superficial.
El bendito caldero tiene incrustados 200 diamantes, y sus asas están fabricadas en oro, una verdadera joya para cualquier cocina, de la marca Fissler que se ha vendido por 100.000 libras.
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