Salvatore Ferragamo jugó una mala pasada a una de las firmas más apreciadas por los italianos, Trussardi empezó con media hora de retraso (bastante poco para lo que nos acostumbra Milán) y multitud de personas se quedaron a las puertas del show. Las que no se perdieron fueron Chiara Ferragni y su hermana Valentina, quien llegó a la misma hora que servidos y cientos (sin exagerar) de chicas jóvenes pedían hacerse un selfie con ella. Pero, sin duda, la reina del desfile fue Michelle Hunziker, una modelo suiza naturalizada italiana.
Con una de las puesta en escena más emotiva de toda la semana de la moda Trussardi dio comienzo al desfile con música en directo y un poeta recitando. La colección no dejó indiferente a nadie pues la combinación de materiales y de colores estuvieron presentes en todo momento. Cojuntos muy sementeros dónde se fusionaban el rosa fucsia con el morando o el verde con el amarillo. Prendas cañeras que, sin embargo, construían looks muy actuales y elegantes. Las bandoleras anchas en los bolsos fueron (como en todos los desfiles) la clave de moda en cuanto a accesorios y el tratamiento de la piel en las prendas también estuvo a la altura de una firma de lujo.
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