Todo empezó como un hobby. Esas chicas que, desde pequeñas, habían sentido fascinación por el mundo de la moda, comenzaron a subir a sus recién estrenados blogs sus looks más atrevidos. Fueron poco a poco ganando seguidores, notoriedad y capacidad de influencia. Y, así, en cuestión de pocos años, su pasatiempo se convirtió en su dedicación a tiempo completo… y en su fuente de ingresos.
Es el caso de nombres que hoy suenan con fuerza en el simpar y sin fronteras mundo de internet, como Dulceida o Lovely Pepa, dos de los máximos exponentes patrios en el sector blogger. La historia, así contada, suena a cuento de hadas: una chica sueña con triunfar en la moda, demuestra al mundo que sirve para eso sin salir de su ciudad natal, el universo fashion se enamora de ella y nuestra protagonista hace su fantasía realidad.
Detrás de todos los casos de éxito, además de una pizca de suerte y de ese ansiado je ne sais quoi del que disfrutan algunas, hay horas de dedicación
Pero la película no es tan simple. Detrás de todos los casos de éxito, además de una pizca de suerte y de ese ansiado je ne sais quoi del que disfrutan algunas, hay horas de dedicación, un esfuerzo para estar siempre al día de las últimas tendencias, una agenda bien organizada y por último, una conexión que nunca falle allá donde vayan. Afortunadamente cuentan con un arma que les hace la vida más fácil: tarifas de datos 4G como la de Lowi, fácilmente personalizables, que les permite estar todo el día con una "patita" asomada en Instagram.
Cómo un hobby se convierte en una profesión
Porque, cuando los seguidores crecieron y las blogueras irrumpieron con fuerza en aquel ‘circo de la moda’, como lo bautizó la periodista Suzy Menkes, los internautas no fueron los únicos que se quedaron prendados de las hoy llamadas influencers. Las marcas de moda vieron en estas figuras un escaparate nuevo, moderno, actual y muy pegado a sus potenciales compradores.
Poco a poco, comenzaron a contratarlas para protagonizar campañas, a invitarlas a eventos, a lanzar con ellas acciones online, a animarlas a crear colecciones cápsula… y su lista de quehaceres se disparó. Por eso, tanto para las veteranas que ya acumulan más de un lustro de experiencia en el mundillo, como para las recién llegadas —esas que, en un pestañeo, han pasado de unos pocos cientos a más de 500.000 followers— contar con una buena agenda online y offline es fundamental.
Aida Domenech, es decir, Dulceida, asegura que no tiene una rutina establecida porque pasa la mayor parte de su tiempo viajando. Pero cuenta que, siempre que está en su casa, se organiza para hacer y editar fotos y para grabar sus vídeos (aunque eso suponga una jornada entera sin parar de filmar contenido y con cambios de vestuario de por medio), que sube cada miércoles a su canal de Youtube.
Ella, con todo el volumen de negocio generado en torno a su nombre, ya no trabaja sola. Cuenta con un equipo —en el que se encuentra su propia madre— que tiene que dirigir y coordinar, por ejemplo, para organizar eventos como el DulceWeekend, el mercadillo-festival de música que monta desde hace dos años.
Esa buena gestión del tiempo es la clave para no terminar saturado del sector. Silvia García, del blog Bartabac, otra de las españolas pioneras del mundillo, dijo recientemente que lleva 9 años sin vacaciones, con total dedicación a su profesión. Pero, para no perder el norte, y como enseña en sus vídeos de Youtube, guardar hueco en la agenda para tareas tan cotidianas como ir al mercado es fundamental.
Un caso similar es el de Sara Escudero, la chica detrás de Collage Vintage, que recorre el mundo persiguiendo looks de street style que resultan de lo más inspiradores. Pese a que su vida personal y su trabajo caminan de la mano (las influencers muestran su día a día constantemente en redes sociales), asegura que es capaz de trabajar dos horas y olvidarse el resto del día de los proyectos que están por venir.
Ser blogger-influencer-instagramer es un trabajo a tiempo completo, con muchas voces que escuchar y muchos frentes abiertos que atender
Solo así, aprovechando cada minuto, estas prescriptoras de tendencias podrán cumplir los tiempos acordados con las marcas, leer y responder a sus seguidores —María Pombo cuenta que, si un día no se conecta, sus seguidores la reclaman—, estar al día de lo que se cuece en las pasarelas y seguir subiendo sus fotos y vídeos para no perder su esencia.
Porque ser blogger-influencer-instagramer es un trabajo a tiempo completo, con muchas voces que escuchar y muchos frentes abiertos que atender. Entonces, ¿cómo lo hacen para llegar a todo y seguir disfrutando de su profesión? Con pasión por su trabajo y, sobre todo, una conexión a internet inmejorable.
Junto al bolso fetiche, una conexión infalible es imprescindible
¿Nunca lo habías pensado? En un mundo creado por y para internet, una cobertura extraordinaria y una excelente velocidad de navegación, como las que ofrece la compañía Lowi, son cosas esenciales. Sin ellas, las influencers no pueden subir a su Instagram, a la hora y día que se han comprometido con una firma, la foto en la que anuncian que estarán en la inauguración de una pop-up store, por ejemplo.
Tampoco podrían hacer piña con sus amigas blogueras dispersas por todo el mundo ni mostrar a sus seguidores, en sus stories de Instagram y en tiempo real, los looks de cada desfile al que asisten. Y las marcas no las sientan en el front row porque sí.
Allá donde van, tantas veces invitadas por las más prestigiosas firmas de moda, las bloggers, móvil en mano, retransmiten cada paso que dan. Para ellas, además, estar conectadas todo el tiempo, generando contenido y atendiendo a sus fans es la clave de su éxito, de su aumento de followers y, finalmente, de likes. ¿Imaginas lo complicado que sería sin 4G? En este caso Lowi ofrece una conexión entre 50 y 150 Mps, con una cobertura en el 99% del territorio nacional.
De hecho, en sus canales de Youtube, cuando cuelgan el ya clásico vídeo de ‘Cómo es mi día a día’, la mayoría insisten en lo importante que es internet para ellas y en que, cuando viajan, lo primero que hacen es asegurarse de que dispondrán de acceso al mundo digital.
Vayamos al ejemplo más claro: The Blonde Salad. La crew de Chiara Ferragni, como le gusta llamar a su equipo a la propia ‘ensalada rubia’, tiene que trabajar con husos horarios distintos y viajes constantes de por medio. ¿Cómo, si no fuera con acceso ilimitado a internet, iba a poder organizarse la TBSCrew, que ya ha logrado hasta convertirse en otro ente influencer?
Para ellas, estar conectadas todo el tiempo es la clave de su éxito, de su aumento de followers y, finalmente, de likes. ¿Imaginas lo complicado que sería sin 4G?
Pero las bloggers no son las únicas que dependen de la tópicamente llamada red de redes. Al igual que para ellas, para los editores de moda, internet es hoy su principal herramienta de trabajo. Con él pueden seguir la actualidad de todas las semanas de la moda, los últimos looks de las celebs y los rumores que circulan por Twitter sobre nuevos movimientos en los tronos de las firmas. Y, también gracias al mundo 2.0, pueden relatar todo eso a sus lectores desde cualquier parte del mundo y a cualquier hora.
Configurar alertas sobre los temas candentes y notificaciones para saber cuándo ciertos perfiles publican nuevo contenido; crear carpetas de Pinterest para almacenar los estilismos más inspiradores; abrir álbumes de favoritos en Instagram para guardar fotos que anuncian las tendencias que triunfarán en las próximas semanas… Son algunas de las claves que, quienes cuentan qué es lo último en el mundo fashion, emplean para organizarse, estar al día y que no se les pase ni una.
Con las compras online creciendo cada día más, las influencers convertidas en un elemento más de la industria, la actualidad de los diseñadores en la palma de la mano y una ventana a la inspiración infinita en tu pantalla… ¿te imaginas hoy la moda sin internet? Los que más saben de esto, bloggers y editores, lo tienen claro: imposible.
Imágenes | Unsplash - Andrew Neel, Instagram.