Recibimos una llamada muy especial. Vodafone nos invitó a vivir una experiencia de la mano de su nuevo servicio y de los hermanos Torres. Respondimos a su llamada enriquecida y nos encontramos con mucho más que una nueva tecnología: una master class de cocina rica, rica que no vamos a olvidar nunca.
Acudí al evento Call + Vodafone con la duda de qué era eso de las llamadas del futuro. Como tengo una imaginación enloquecida, pensaba que sería como una llamada desde Matrix, de una realidad diferente a la mía o algo así. O una llamada en el tiempo. Pero, no. Las nuevas llamadas enriquecidas son un tipo de servicio para que puedas enviar todo tipo de archivos, imágenes, localizaciones, etc. desde tu móvil sin dejar de hablar. ¡Y sin tener que estar entrando y saliendo a otras aplicaciones! Yo, que soy una mujer pegada al móvil por culpa de mi trabajo, no soy una fanática de la tecnología, pero sí estoy a favor de cualquier cosa que me haga la vida más fácil. Y las llamadas del futuro me parecieron de lo más prácticas.
También me pareció muy interesante la posibilidad de poder personalizar tu llamada al máximo, añadir un asunto, el tipo de prioridad (si es importante, urgente o no) y hasta tu localización para conseguir que tu llamada sea más efectiva. Todo un avance porque puedes decir lo que vas a decir antes de decirlo.
Pero aún había más.
Y para demostrarnos cómo funcionaba qué mejor que invitarnos a una especie de búsqueda del tesoro de la mano de los hermanos Torres, los cocineros del momento. Con ayuda de este tipo de llamada tremendamente futurista pudimos ir recibiendo pistas del local donde nos estaban esperando y verles trabajar en directo, pues el servicio te permite añadir vídeo sin cortar la llamada, así como compartir tu ubicación sin necesidad de colgar. Recorrimos el centro de Madrid hasta que dimos con el lugar en un pis pas. Mérito ninguno: así lo encuentra cualquiera.
Y aunque ya sabíamos qué nos íbamos a encontrar gracias a las vídeollamadas que habíamos recibido, la sorpresa fue mayúscula cuando nos entregaron un delantal personalizado y nos pusieron a trabajar con los hermanos Torres y todo su equipo en una master class de lo más divertida. Y tan futurista como la llamada que habíamos recibido. Fuimos los afortunados conejillos de Indias que probaron algunos de los nuevos platos que estos chefs han creado para su nueva carta 2016, algunos de los cuales terminamos de emplatar nosotros mismos.
Y para poner el broche final a un evento divertidísimo, una comida aderezada con una llamada en directo desde el mercado de la Boquería en Barcelona, donde pudimos comprobar que el servicio permite también almacenar todos los archivos, imágenes o localizaciones que has recibido una vez finalizada la llamada.
No me imaginaba yo que una llamada enriquecida iba a convertirse en un evento gastronómico tan enriquecedor. De la misma manera que me cuesta hacerme a la idea de que dentro de poco podré hacer tantas cosas con mi móvil mientras no paro de hablar, lo que a priori me parece estupendo, pero estoy segura de que me va a terminar enganchando o me va a obligar a decir la verdad siempre, no vaya a ser que me pidan fotos y localizaciones de dónde estoy en realidad.
Se acabó lo de decirle al jefe que estás enfermo para no presentarte a la oficina. Pero también se acabó lo de perder la transmisión de datos mientras hablas o la locura de tener que estar entrando y saliendo para enviar archivos. El futuro ya está aquí, amigas, y la verdad es que me parece de lo más apetecible.
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