El cine italiano ha encontrado su propio fenómeno Ocho apellidos vascos. Las tres primeras semanas en cartelera de Quo Vado?, la cuarta apuesta conjunta del director Gennaro Nunziante y el actor Checco Zalone, ha recaudado 59 millones de euros en sus tres primeras semanas en los cines transalpinos.
La cinta cuenta la historia de Checco, un funcionario de la administración regional italiana que ve amenazado su puesto fijo por la supresión de las provincias. Cuando la única alternativa al despido es un traslado a una base científica en el Polo Norte, Checco no duda en aceptar.
El éxito de esta sátira sobre la figura del funcionario y la obsesión –tan mediterránea– con el puesto fijo nos demuestra que el humor cercano nos llega. Esa fue la clave de Ocho apellidos vascos: extraer el humor de aquellas situaciones en las que podamos ver identificado nuestro entorno. Si nos han hecho reír durante años con escenas de animadoras de una universidad de Wisconsin, ¿cómo no vamos a partirnos con un sevillano que cae en medio de una herriko taberna? O, como en el caso de Quo Vado? con los desvelos de un estereotipado funcionario italiano.
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