Ayer a primera hora empezaba la segunda jornada en Paris de su Semana de la Moda y nadie quiso perderse el evento del momento. Así que todas las invitadas se pusieron el despertador bien pronto para acicalarse, prepararse como nadie y ser de las primeras invitadas en entrar al Palais de Tokyo. ¿Por qué? Por la sencilla razón que ayer se estrenaba Alexander Wang al frente de Balenciaga. Y qué queréis que os diga, una colección muy sobria en blanco y negro y matices grises pero que a mí me convencieron. ¿Será que no tengo mano para los aires futuristas que algunos diseñadores pretenden colarnos?
Como ya he dicho los dos tonos principales fueron el blanco y el negro, en total looks o mezclando ambos colores. Lo que más me gustó fue la sobriedad de la colección y sus detalles: prendas de lo más trabajadas, pero no por ellas imposibles de llevar. Se aprecia una gran labor por parte de Wang y reprende aquella filosofía de Cristóbal Balenciaga de vestir a la mujer para potenciar su belleza (cosas que muchos diseñadores parece que es todo lo contrario).
Experimentando con las texturas
No me considero ni especialista ni enterada de moda para decir si una colección es buena o no, pues de allí a que cada uno tiene sus gustos y lo que a uno le gusta a otro lo espanta. Por eso hablo personalmente y digo que me gusta el fichaje que a ha hecho la firma con Alexander Wang. Demuestra que el cuerpo de la mujer es bello y saca a relucir lo mejor de sí. ¿Lo que más me gustó para romper con el clasicismo de los anteriores modelos? Las apuestas que hizo experimentando con tejidos. De allí a que lanzara jerséis con el efecto que estuviesen embadurnados de pintura reseca y demás.
Otro detalle a favor es la elección de su calzado: muy sencillo y limpio. ¿Qué os parece este cambio de imagen?
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