Alexander Wang llegó a Balenciaga por Nicolas Ghesquière a finales de 2012 mientras que este último sustituyó a Marc Jacobs para estrenarse en Louis Vuitton en 2014. Está claro qué marca ha salido ganando en el incesante baile de sillas que seguimos viendo en los últimos años en la moda. Ghesquière logró salvar Balenciaga con una época brillante que Wang parece querer olvidar con una nueva colección Primavera-Verano 2015.
El desfile de Balenciaga de la Semana de la moda de París nos muestra a un Alexander Wang distanciándose de parte de lo esperado en Balenciaga. Ese punk moderno, ese prêt-à-couture elegante de Ghesquière y de la firma propiedad de LVMH. La sorpresa y el enganche de colecciones pasadas se va diluyendo en pos de una versión Wang entre su visión accesible de la moda con su querida revisión, una vez más, del perforado en todo tipo de prendas y una fiesta bastante comedida. Balenciaga no se apaga, solo se vuelve más Wang, con todo lo que conlleva.
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