Cada verano nos planteamos la misma cuestión: ¿qué prendas son las mejores para evitar el calor? O al menos cuáles son las mejores para sobrellevarlo como buenamente podamos.
Quizás lo primero que hay que tener en cuenta para aclarar esta cuestión es el concepto de reflectividad de la energía radiante que La Tierra recibe del Sol, parte de la cual se refleja por los diferentes cuerpos en una medida determinada dependiendo del color que tengan estos. La energía que no se refleja se absorbe y se convierte en calor, por lo tanto, aquellas tonalidades con baja reflectividad como el negro tenderán a ponerse más caliente que aquellas que tienen alta reflectividad, como el blanco.
Llevar o no llevar ropa blanca en verano: pros y contras según la ciencia
Normalmente la creencia popular nos lleva a decantarnos por pensar que la ropa clara, especialmente la blanca, es la mejor opción. ¿A qué se debe esto? Pues al concepto que acabamos de aclarar en el párrafo anterior.
De hecho, en la revista especializada en tecnología Wired escribieron un artículo al respecto e hicieron un sencillo experimento. Pusieron diferentes camisetas al sol, incluidas una blanca y una negra, e hicieron una fotografía que pasaron por una cámara de infrarrojos. Y en efecto, aquella que marcaba una temperatura mayor era la negra con 131 grados Fahrenheit, es decir 55 grados Celsius; mientras que la blanca alcanzó los 111,8 Fahrenheit, unos 44 grados Celsius. Esto de hecho ya lo reseñamos en un artículo sobre qué colores vestir y no en verano según la ciencia.
Dicho esto, también hay que tener en cuenta, como aclaran en The Science Times, que no solo el Sol emite calor, sino que también lo hacen los cuerpos. ¿Y qué indica esto? Pues que en el caso de vestir prendas blancas, ese calor que nosotros emitimos vuelve reflejado a nuestro cuerpo debido a esta propiedad.
Llevar o no llevar ropa negra en verano: pros y contras según la ciencia
Sin embargo, si pensamos un poquito de forma más abierta y miramos más allá de nuestras narices, hay un ejemplo claro que nos invita a plantear una pregunta que resulta casi obvia: si la ropa clara es lo mejor en estos casos, ¿por qué por ejemplo los beduinos visten en muchas ocasiones de negro a pesar de que son una comunidad nómada que va de un lado a otro por el desierto?
Pues la revista Nature dio respuesta a ello en 1980. Al parecer, la clave en este caso está en el grosor del tejido de los ropajes que usan y a las capas que llevan. De acuerdo a la investigación, gracias a estos detalles, ese calor residual o extra que absorben las prendas negras, se pierde antes de entrar en contacto con la piel. De hecho llegaron a la conclusión de que el calor que gana un beduino expuesto en el desierto es el mismo con prendas negras que con prendas blancas.
Según aclaran también desde NPR, la capa exterior sí que absorbe más calor, pero hace que las interiores se aíslen de las temperaturas tan altas por eso mismo.
¿Entonces qué hacemos?
Como puede que ya hayas concluido, no hay conclusión. O al menos no una que ponga a toda la comunidad científica de acuerdo. A lo largo de los años se han hecho múltiples experimentos e investigaciones para dar con una respuesta concreta, pero más que eso lo que se pueden hacer son apuntes o recomendaciones.
Por ejemplo, el periódico japonés The Mainichi publicó el pasado año los resultados de un estudio que llevó a cabo el investigador jefe del Instituto Nacional de Estudios Medioambientales en Tsukuba, en la prefectura de Ibaraki, Toshiaki Ichinose, que estaba investigando la conexión entre el calor y el color de la ropa.
Tras llevar a cabo un procedimiento similar al que hicieron en Wired, exponer camisetas de diferentes colores al Sol durante cinco minutos, llegaron a dos conclusiones: que las más oscuras adquirían una temperatura mayor en superficie, la blanca y amarilla rondaban los 30 grados y la verde oscura y negra los 45; y que había un color que absorbía más rayos infrarrojos que el negro: el verde oscuro. Un 87% frente a un 86%.
No obstante, en el periódico NL Times de Holanda, también se hicieron eco de otra investigación el pasado verano que se llevó a cabo en 2022 de mano de la catedrática de fisiología especializada en deporte Maria Hopman durante una marcha deportiva en la ciudad de holandesa de Nimega.
Para ello el equipo de investigación trabajó con una serie de sujetos a los que le hicieron un seguimiento de su temperatura corporal durante varios días y con diferentes métodos y les fueron cambiando las camisetas, entre blancas y negras. “Recibimos muchas preguntas sobre qué ropa era la más adecuada para los excursionistas. Todos pensaban que era blanca, pero los habitantes del desierto, por ejemplo, casi siempre visten de negro. Queríamos saber qué ropa era la más adecuada para hacer frente al calor. Resulta que no importa”, concluyó Hopman.
Fotos | @zara, Wander Fleur en Unsplash y Antoine Demare en Unsplash
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