Tenerlo todo, ¡qué bien suena esa frase! Ojalá tenerlo todo fuera algo como entrar en Zara y poder llevarte todo lo expuesto en la tienda y admirarlo en tu armario sentada en tu sofá cual Carrie Bradshaw en su apartamento de Manhattan (ese que nadie sabe aún cómo conseguía pagar). Sin embargo, “tenerlo todo” para las mujeres es mucho más complicado que todo esto.
¿Qué es tenerlo todo?
La expresión fue acuñada y popularizada por la gran Helen Gurley Brown, directora de la edición americana de Cosmopolitan durante 32 años. A ella le debemos la popularidad del "tenerlo todo". Gracias a ella (y a una gran lista de mujeres que han trabajado por la igualdad), las mujeres tenemos en 2017 más derechos que nuestras madres y nuestras abuelas. Sin embargo, ¿nos hace eso más felices? Según un estudio de los economistas Betsey Stevenson y Justin Wolfers, la respuesta es (decididamente) no.
No sería la primera ni la segunda vez que las mujeres de la generación Millennial tenemos que oír de la boca de nuestras abuelas que nos han engañado: seguimos haciendo todo lo que ellas hacían (es decir la tareas del hogar y cuidar de los niños) y además trabajamos fuera de casa. A todo eso le sumamos las exigencias actuales de vida social, abrocharte unos pantalones de la talla 36 y llevar el eyeliner perfectamente delineado.
Según Fedea, el 70% de las tareas del hogar las siguen realizando las mujeres, que también dedican 2 horas y media más que los hombres a la semana a cuidar de sus hijos. Sin embargo, las horas de trabajo fuera de casa son prácticamente las mismas para ambos géneros.
Tenerlo todo era esto
Tener pareja: Aunque las novelas de Jane Austen fueron escritas en el siglo XIX, dos siglos más tarde ser una solterona aún es “una pena muy grande”. Por supuesto, entre nuestros compromisos profesionales y después de empezar a formar una familia deberemos encontrar tiempo para cuidar nuestra relación de pareja: si no tienes una date night semanal con tu pareja algo va mal. Por favor, nótese la ironía.
La realización profesional: En tiempos del “do what you love” se nos insta a trabajar en una profesión que amemos y a ser ambiciosas y querer acceder a cargos de liderazgo (y grandes retribuciones). A priori, no hay nada de malo en querer una carrera profesional satisfactoria pero hay que tener en cuenta que no todas las mujeres quieren lo mismo y que incluso las que quieren llegar a lo más alto se encuentran con techos de cristal y muy poca ayuda de la infraestructura empresarial y gubernamental a la hora de poder compaginar una vida con un alto cargo.
¿Trabajo o familia?. Y la culpa entra en juego. Malas madres por incorporarnos a trabajar cuando nuestros bebés tienen 4 meses, por llevarlos a la escuela infantil y arriesgarnos a que cojan todo virus existente, por no cumplir con la lactancia materna exclusiva todo el tiempo recomendado. La otra cara de la misma moneda se vive en el terreno profesional cuando nos sentimos mal por tener que salir a llevar a nuestros hijos al pediatra o cogernos días libres porque están enfermos.
Cuidar de nosotras mismas: Por nuestro propio bienestar querríamos encontrar tiempo para disfrutar con nuestras amigas e incluso en soledad. Sin embargo, esto no hace más que sumarse a una larga lista de obligaciones subrayadas por el “si te esforzaras lo suficiente, lo conseguirías”. Igual que perder los 4 kilos que aún te quedan del posparto y maquillarte cada mañana.
¿Mea culpa?
En el discurso del “si quieres, puedes” la responsabilidad, además, recae totalmente en nosotras. Sin embargo, mientras los chicos se socializan mayormente enfocados a triunfar en sus carreras profesionales, a las niñas aún se las sigue educando para cuidar de sus familias. Nadie avisa de los increíblemente frustrante que puede llegar a ser recibir un mensaje por parte de la sociedad sin apoyo de la misma.
Aún queda mucho por resolver:
- los obstáculos o ayudas por parte de empresas y gobiernos
- la discriminación laboral a mujeres embarazadas
- la duración de las bajas de maternidad
- incluso la regularización de la información a pedir en las entrevistas de trabajo
Hoy en día, la mayoría de mujeres trabajan de 9 a 17h (o más extensos) con escuelas infantiles que apenas cubren esos horarios y que, por supuesto, hay que pagar. En total, las nuevas madres tienen 16 semanas de permiso maternal. Y estas son las condiciones de las mujeres que tienen opciones. Nadie habla de la familias monoparentales, mujeres desempleadas o mujeres sin ingresos suficientes para pagar la escuela infantil o ayuda en casa.
Sí, se puede. O no
¿Quién se a va dormir pensando que lo tiene todo? Alabamos los sacrificios de quiénes dejan a sus familias en segundo plano en favor de sus carreras. Sin embargo, no al contrario. Aplaudimos que Mark Zuckerberg dejase de trabajar durante un mes por su paternidad pero nadie hubiese admirado el mismo gesto viniendo de su mujer.
Quizás ha llegado el momento de redefinir nuestra noción de qué es el éxito. Seguimos igualando éxito a dinero y un título importante en nuestras tarjetas de presentación cuando sería hora de pensar en esa felicidad de la que tanto hablamos pero poco practicamos. Sorpresa. Sí, se puede. Se puede tener todo lo que nosotras queramos. No, no se puede cumplir con las expectativas de los demás y la exigencias de la sociedad. El secreto está en crear nuestra propia hoja de ruta y reconfigurar nuestra wishlist.
Si tu definición de éxito pasa por ser la directora de comunicación de tu empresa, a por ello. Si sabes que serás feliz cuidando de tus padres y jugando con tus hijos todas las tardes, tu opción es igual de válida. Las combinaciones son infinitas siempre que sea lo que tú realmente deseas. Nadie dice que vaya a ser fácil pero, al menos, estarás siguiendo el dictado de tu corazón.