El nombre de Simone Biles ha dado la vuelta al mundo en la última semana tras lo acontecido en Tokio. La que fue además estrella indiscutible de los Juegos Olímpicos de Río se rompió en plena competición tras una crisis de ansiedad y como consecuencia anunció que renunciaba a participar en la final, tanto por equipos como individual.
"Tras la actuación que hice, no quería seguir. Tengo que centrarme en mi salud mental. Creo que la salud mental está más presente en el deporte ahora mismo", comentó la gimnasta estadounidense tras lo sucedido.
El caso de Biles es un acto de valentía del que podemos aprender (y mucho) para nuestro día a día. "Muchas personas pueden pensar que esto sólo le ocurre a deportistas de élite por la presión y, en realidad, todos somos Simone Biles a pequeña escala", nos introduce la psicóloga malagueña Aurora López.
"Gracias Simone por tu aportación al mundo y a ti misma, por desafiar las normas de tu trabajo y de la sociedad y por tu aportación a la psicología", agradece la terapeuta. Analizamos de la mano de la experta los aprendizajes que podemos sacar de esta historia.
El miedo a defraudar es el resultado de nuestra búsqueda excesiva de aprobación y amor
"El mundo es un gran teatro, y los hombres y mujeres son actores. Todos hacen sus entradas y sus mutis y diversos papeles en su vida…" , decía William Shakespeare. Todos nos creamos desde pequeños un personaje que encaja con nuestro entorno y que responde a la idea de cómo queremos mostrarnos ante el mundo. La necesidad de complacer y no defraudar a los demás nos lleva a comportarnos muchas veces de una forma que no corresponde a la realidad de lo que somos.
La realidad es que el miedo a defraudar es el resultado de nuestra búsqueda excesiva de aprobación y amor. Por eso, la fundadora de Más Vida Psicólogos Málaga nos invita a hacer un listado de comportamientos (excesivos) que creamos que hacemos para recibir aprobación. "Pregúntate si realmente recibes la aprobación total y si merece la pena con respecto a la factura que te toca pagar".
Así mismo, la psicóloga propone realizar una jerarquía de comportamientos que vamos a dejar de hacer, de los más fáciles a más difíciles.
Evitar problemas sólo ralentiza la solución y agrava el hecho en sí
Vivir implica solucionar problemas y enfrentarse a situaciones que nos ponen contra las cuerdas. Tenemos la creencia de que no afrontar el problema generará menor conflicto, cuando en realidad pasa todo lo contrario. Evitar es no comprometerse, es huir y, en definitiva, no ser fiel a nosotros mismos.
Por eso, Aurora López sostiene que cuando se tiene el impulso de evitar un problema lo primero que hay que hacer es analizar cómo de grande será éste dentro de un mes, seis meses y un año. Podemos preguntarnos cuál será la factura emocional que pagarás en el proceso de evitación y hacer un plan concreto para afrontar el problema paso a paso.
Salir cada día a hacer lo que el mundo quiere que hagamos es abandonarnos y esto tiene un coste
"Como dice Simone Biles, hay que cuidarse de ese fantasma que nos acompaña en nuestro día a día a todos y que se pregunta: ¿qué espera la gente de mí? Pues voy a cumplirlo".
¿Ejemplos? Que vaya a trabajar maquillada aunque yo no lo vea necesario, que me quede hasta las tantas en el bar aunque quiero irme a dormir pronto, hacer cosas en pareja que realmente no me gustan, estudiar cierta carrera porque os demás creen que es la mejor y un sinfín de etc.
Al margen de las etiquetas "exitosas" que te pongan los demás, tienes derecho a estar mal y tener baches psicológicos (no es incompatible)
La salud mental es fluctuante en la vida de todas las personas y el ser exitosos en nuestras vidas o trabajos no nos priva de ello. "Más nos vale a todos normalizar y aceptar que en algún momento de nuestras vidas vamos a necesitar ayuda psicológica porque no es incompatible con ser feliz y valiosos", concluye la psicóloga.
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