La palabra comunicación, del lat. communicatio tiene su origen en la palabra latina communis que significa "común". De ahí se deriva el verbo "communicare", que significa "hacer a otro partícipe de lo que uno tiene", "compartir" o "intercambiar". Es decir, la esencia de la comunicación es poner en común ideas, pensamientos, sentimientos o información con otras personas.
Si queremos comunicarnos de forma efectivo y teniendo en cuenta el verdadero significado de la palabra comunicación, es imprescindible la inteligencia emocional. Lo que dices e intentas transmitir, si eres emocionalmente inteligente, debe ser fácilmente comprendido por la persona que escucha. Por eso los expertos afirman que existen tres frases que alguien con inteligencia emocional usa todos los días.
Creo…
Dar nuestra opinión nunca debe ser algo autoritario. Y de hecho usar cierto tono o frases pueden llegar a resultar groseras como explicaba el experto en oratoria y periodista John Bowe. Podemos (y debemos) pensar un poco antes de hablar y cambiar frases como “esto es así” por una que favorezca la comunicación como es “creo”. De esta forma eliminamos la posibilidad de que la otra persona piense que damos por zanjada la conversación con nuestra verdad absoluta. Nos permite seguir debatiendo y no cierra la puerta a que las personas que tenemos enfrente puedan aportar algo de valor. No existen las verdades absolutas si queremos tener una comunicación que realmente lleve a un sitio que nos haga crecer a todos.
¿Podrías contarme más sobre eso?
Según Matt Abrahams, profesor en la Escuela de Negocios de Stanford y orador experto, preguntar a la otra persona o simplemente decirle “cuéntame más” es una oportunidad viva para una comunicación efectiva. Da la oportunidad a la otra persona a contar su experiencia sobre algo importante y nuestro interlocutor se siente escuchado y reconocido.
Kathy y Ross Petras afirmaban en la CNBC que cuando preguntamos más sobre lo que otra persona nos cuenta, demostramos que estamos interesadas en cómo se sienten los demás. “Las personas que carecen de conciencia de sí mismas sólo se preocupan por sus propios pensamientos y opiniones. Pero las personas emocionalmente inteligentes están interesadas en cómo se sienten los demás y qué tienen que decir”, explicaban. Así, conseguir que la otra persona se abra con nosotros y eso nos permite conectar con ella de una forma genuina y sobre todo, con inteligencia emocional.
Una vez escuchado lo que tienen que decirnos, podemos hacer un esfuerzo extra para ponernos en su lugar usando la empatía, pero antes de hacerlo tenemos que escuchar en profundidad eso que le ocurre.
¿Podrías darme un consejo sobre esto?
Alguien con inteligencia emocional sabe que no dispone de toda la información sobre algo y que puede haber una persona que nos de otro punto de vista o una perspectiva diferente. Al pedir consejo a alguien nos abrimos al crecimiento y demostramos inteligencia. Sí, ser inteligente no es saberlo todo.
En una serie de estudios de Harvard y Wharton se pidió a los estudiantes que resolvieran acertijos con un compañero. A algunos se les dijo que serían juzgados únicamente por la exactitud de sus respuestas. A otros se les dijo que serían juzgados según la buena impresión que causaran a su pareja. Aquellos que pidieron consejo, fueron juzgados como más inteligentes.
Si tenemos inteligencia emocional, tenemos conciencia de nosotros mismos. Sabemos cuáles son nuestras fortalezas, pero también nuestras limitaciones. Sabemos que no tenemos todas las respuestas. Una persona con inteligencia emocional no tiene miedo de no parecer lista o competente por preguntar algo, y por lo tanto, tampoco tiene miedo de pedir consejo si lo necesita.
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