Cuando era más pequeña pensaba que tener fortaleza mental era el equivalente a no llorar. Sin duda un juicio movido por el pensamiento de que los hombres no lloran porque son fuertes. Yo quería ser fuerte como se suponía que lo era un hombre. Estaba muy equivocada. La fortaleza mental no es aguantar todo sin derramar una lágrima. Es la capacidad de regular de forma productiva tus emociones, pensamientos y conductas, incluso ante la adversidad.
Scott Mautz es un gurú de la fortaleza mental. De hecho es formador e instructor de LinkedIn Learning, y antes trabajó como ejecutivo de Procter & Gamble. Ha escrito libros como ‘Leading from the Middle’ o ‘The Mentally Strong Leader’ en el que enseña algunos trucos y hábitos para desarrollar fortaleza mental y aunque puede parecer por sus títulos que están enfocados en el mundo de los negocios, lo cierto es que su conocimiento es completamente aplicable en cualquier persona y son muy útiles para nuestra vida. Después de años de investigación, el experto ha descubierto que hay ocho hábitos que comparten las personas que son más fuertes mentalmente, y te los contamos.
Pueden gestionar las emociones sin minimizarlas
“Dejar las emociones en la puerta” no funciona. Una persona que tiene una gran fortaleza mental es consciente de que las emociones deben ser gestionadas, sean positivas o las mal llamadas negativas. Esa gestión pasa por no dejar que tomen el control de nuestras acciones, lo cual no quiere decir que no las sintamos. Si tenemos fortaleza mental seremos capaces de reconocer e identificar nuestras emociones y después considerar si es útil o no expresarlas para después decidir cómo responder a ellas.
No actúan como si los cambios sucedieran contra ellas
Cuando algo cambia, podemos adoptar una perspectiva positiva respecto al cambio y pensar que es algo que nos sucede, pero no algo que sucede contra nosotros. La intencionalidad del cambio no es atacarnos. En lugar de pensar que el cambio es algo malo, alguien con una fortaleza mental por encima de la media, sabe que el cambio es positivo. “Puedes elegir ver el cambio como una actualización de software personal, un catalizador para el crecimiento y otra oportunidad para ejercitar tus músculos de fortaleza mental”, afirma Mautz.
Saben que desaprender algo es necesario para avanzar
Todos tenemos ideas preconcebidas de absolutamente todo. La diferencia entre alguien que es fuerte mentalmente y una persona que no lo es, es que los primeros saben cuándo deben abandonar puntos de vista e ideas que ya no son relevantes o útiles para ellas. Identifican y abandonan los malos hábitos que les impiden avanzar de manera productiva. Es decir, saben que a veces es necesario desaprender para aprender. Por ejemplo, deshacernos de las creencias limitantes, aquellos pensamientos que se convierten en una barrera para que puedas desarrollar tu potencial.
Se hablan a sí mismas como hablarían a sus mejores amigos
Somos nuestros peores enemigos. Como nos explicaba la psicóloga y directora de Trendencias Iria Reguera, “La forma en la que nos hablamos y las cosas que nos decimos afectan a nuestro autoconcepto”. Alguien con fortaleza mental es capaz de alejarse de la autoconversación negativa y se habla con la empatía, comprensión y compasión con la que hablaría a su mejor amiga.
Saben que tener confianza no significa no dudar
Las personas más seguras de sí mismas que existen experimentan dudas. Y es que la confianza, como explicaba Scott Mautz a la CNBC, “es tu capacidad de gestionar tu relación con la duda que inevitablemente experimentarás”. Se trata de encontrar un equilibrio entre la temeridad que podría aportar una confianza extrema y la parálisis del miedo a fracasar. Aunque reconocen la duda, la dejan en un segundo plano para poder centrarse en cómo lograrlo en lugar de pensar primero si lo conseguirán.
Conocen sus “necesidades de resiliencia”
Según Mautz, ser conscientes de cuáles son nuestras “necesidades de resiliencia”, es decir, lo que nos hace falta para superar un problema y aprender de ello, es clave. Y eso incluye apoyarnos en otras personas. Por ejemplo, llamar a un amigo para reírte de lo que te está pasando o contarle a tu madre lo que ocurre. Lo importante aquí es identificar quién puede ayudarte y recurrir a esa persona cuando sea necesario. Según el experto “la resiliencia es un deporte de equipo”, así que no te empeñes en hacerlo todo sola.
No dejan que la rutina les pueda
Las personas mentalmente fuertes no se desgastan tanto por el esfuerzo diario porque según Mautz, “practican una combinación de gratitud y atención plena”. El experto lo llama grindfulness y significa “estar lo suficientemente presente y atento en la vida diaria como para notar los detalles y mostrar gratitud por los aspectos positivos de cualquier tarea en la que te encuentres”.
Actúan como un epicentro de estímulos
Soy una persona optimista que en canciones ha estado rodeada de personas muy pesimistas. Mantener el ánimo y tener la fortaleza mental suficiente para apoyar constantemente a otros es complicado. Según Mautz, lo ideal es usar un estímulo informado, que consiste en elogiar o reforzar positivamente de forma específica. “De esta manera, demuestras que te tomaste el tiempo y el cuidado de indicar exactamente qué merece elogio y por qué, lo que hace que tus palabras parezcan más auténticas y significativas”, asegura.
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