Susan Cain autora de ‘El poder de los introvertidos: en un mundo incapaz de callarse’ explica en su libro que un 40% de los seres humanos son introvertidos. Yo soy una de ellas. Soy una introvertida social. No soy tímida. Nunca lo he sido. Tengo habilidades sociales, me gusta estar con gente, pero mi personalidad tiende a la introversión.
Y ser extrovertida o introvertida no es mejor ni peor, como explicaba la propia Cain en una charla TED, aunque se nos haya vendido que lo que vale y lo mejor es la extroversión. La única diferencia es hacia dónde se proyecta la energía: dentro o fuera. Las personas introvertidas recargan su energía en sí mismas y la soledad les ayuda.
En esto de extroversión e introversión tenemos más tendencia hacia un extremo u otro. Las personas con tendencia a la introversión tienen preferencia por los procesos internos, y aquellas con tendencia a la extroversión prefieren relacionarse con el exterior. “Una persona con tendencia más introvertida puede disfrutar de un concierto lleno de gente al igual que una persona extrovertida puede disfrutar de un plan más introspectivo y sin compañía”, como explican las psicólogas de Somos Estupendas.
Dentro de la introversión existen cuatro tipos que diferencia la psicología: introvertido reflexivo o de pensamiento, que es una persona que tiende a la introspección; el introvertido reservado, personas más observadoras que meditan más sus intervenciones en ámbitos sociales; el introvertido ansioso, que en espacios sociales sufren ansiedad e inseguridades; y el introvertido social, la más común y aquella persona a la que le afecta el relacionarse socialmente. Desgasta su energía y les provoca “resaca social”.
La psicóloga María del Pilar Sánchez López nos explica que cuando hablamos de “resaca social” hacemos referencia a esa sensación de cansancio tras pasar un tiempo socializando. Mi caso. Me siento exhausta después de un evento social en el que hay mucha gente y prefiero los grupos reducidos. Me agotan las relaciones sociales aunque se trate de relaciones con amigos o familia.
Cómo gestionar las relaciones sociales si eres introvertida
Comenzaré por decirte algo: no tienes que cambiar. Solo tienes que aprender a gestionarte. Como decíamos al principio, ser introvertida no es algo negativo. Ser introvertido no significa que eres un ser asocial. Parece que la introversión es, socialmente, algo que se castiga como explican en este fantástico podcast.
No tienes nada malo. No demonices tu introversión. Es simplemente un rasgo de quién eres, ni mejor ni peor. Y ojo, porque ser introvertida y tímida no es lo mismo, aunque en muchas ocasiones usemos estos términos como sinónimos. Es cierto que en ambos casos se evitan las interacciones sociales, pero se hace por motivos diferentes. Las personas con tendencia a la introversión prefieren pasar tiempo en soledad o con un círculo pequeño de personas. Desea pasar tiempo a solas. En cambio, tal y como explica el psicólogo clínico Manuel Escudero, “la timidez es un rasgo de personalidad que afecta a las relaciones personales y quienes lo experimentan tienen un comportamiento que limita su desarrollo social en la vida cotidiana.”
Tal y como nos explica Paola Pozzi, Docente FPE y orientadora sociolaboral, “es extremadamente importante para un introvertido cuidar de su energía. Es decir, encontrar las estrategias más adecuadas que le permitan recargar sus baterías cuidando de su energía, evitando agotarla por completo en la interrelación con los demás.” Y eso es justo lo que yo he aprendido a hacer: gestionar mi resaca social.
Aprende a decir que no
Hace ya bastante tiempo que no me siento culpable cuando digo que no a planes que no me apetecen. Cuando aceptaba, después me sentía aún más cansada. Rechazar un plan con asertividad, especialmente en relaciones seguras, no es algo malo.
Disfruta de tu descanso social
Vivo sola, por lo que paso mucho tiempo sin interacciones sociales. Pero no entiendo la soledad como algo negativo, sino como ese espacio que necesito para recargar mis pilas. Es mi autocuidado y empleo el tiempo en hacer cosas que me gusta hacer en soledad. Cuando me noto con resaca emocional, freno mis interacciones para equilibrar esa vida social que me gusta con actividades en solitario. Voy al cine sola, me paso por el gimnasio, me leo un libro, veo una serie. Cualquier actividad que te llene y te haga feliz a solas.
Como explica Sánchez López, “esto no quiere decir que dejemos a un lado nuestras interacciones sociales, caer en un aislamiento total sería un error, recordemos que somos seres sociales y que por tanto, sigue siendo necesaria dicha interacción”. Lo que hago es disfrutar de esa soledad elegida.
Mejor pocos encuentros pero de calidad
Prefiero mil veces tomar un café con mi mejor amiga a solas y hablando de la vida, que salir los siete días de la semana a un lugar lleno de gente. Priorizo la calidad de las interacciones sociales por encima de la cantidad. No tengo la imperiosa necesidad de salir sí o sí y prefiero escoger mis planes con mimo para disfrutarlos a tope cuando los tengo. De esta forma, aunque me agotan, me siento feliz y contenta de haberlos vivido.
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Fotos | Carrie Pilby
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