Convertir aquello que nos disgusta y que más odiamos de nosotras en un motivo de orgullo. Eso es lo que ha hecho Sharny Kieser, que ha subido una foto en bikini a su Instagram con todas sus estrías y marcas tras varios embarazos para compartir su mensaje body positive con todo el mundo.
Durante años Sharny Kieser no se puso un bikini, rechazó invitaciones a fiestas de piscinas o para ir a la playa y no hizo ejercicio (total, ¿para qué?, se preguntaba) avergonzada de la cantidad de estrías que tenía tras varios embarazos. Hasta que un día escuchó a su marido explicar a un grupo de amigos que las estrías eran algo maravilloso. Que eran el símbolo de ser una mujer, el resultado del gran amor que una madre, dispuesta a producirse cicatrices en su propio cuerpo, para traer a un niño al mundo. Y cuanto más escuchaba a su marido, más se daba cuenta de que había estado equivocada avergonzándose de esas estrías. Así que decidió darle la vuelta al concepto en sí.
Y no sólo está dispuesta a cambiar la importancia de sus estrías en su propia cabeza, también ha querido compartir su mensaje con todo el mundo. Una imagen en Instagram que se ha convertido en viral rápidamente y que pretende cambiar el concepto tradicional de algo que muchas mujeres quieren hacer desaparecer de su vida.
Estaba acostumbrada a no verle razón al ejercicio porque mi cuerpo está cubierto de estrías. ¿Cuál es el punto de tener un cuerpazo si jamás podré llevar un bikini?, pensaba. Si me invitaban a la playa o una fiesta en la piscina, siempre rechazaba la invitación. En las raras ocasiones en las que no podía evitarlo, me quedaba dentro, ayudando con la comida o la limpieza. Sólo llevaba pantalones cortos y camisetas. Deseaba con todo mi corazón poder llevar un día un bikini. Entonces, un día, escuché a mi querido marido explicar a un grupo de sus amigos por qué las estrías eran preciosas. Eran el símbolo de convertirse en una mujer. El resultado del gran amor que una mujer es capaz de dar, dispuesta a dejar cicatrices en su cuerpo para traer a un niño a la vida... Cuanto más lo explicaba, más lo entendía. Me había odiado a mí misma por las razones por las que él me amaba. Mi cuerpo no estaba en ruinas o era horrible, había transformado el cuerpo de una chica egoísta en el cuerpo de una madre generosa y las estrías eran el símbolo de esa evolución. Un recordatorio diario de que soy una madre. Miré mis estrías y sentí orgullo. Sentí amor. El amor de mi marido y el amor de mis hijos. Cada uno de ellos ha crecido y ha vivido bajo esas cicatrices por nueve meses. Sentí orgullo. Sentí amor. Sentí amor por mí misma. Lo más loco de todo es que cuando comencé a quererme a mí misma por lo que tengo ahora empecé a tratarme mejor. Quería comer sano. Quería hacer ejercicio. Quería hacer las cosas que adoro. Simplemente al cambiar la forma en la que me miraba, con amor y orgullo en vez de con odio, encontré la motivación para cuidar de mi cuerpo sin esfuerzo. Porque la magia se sucedió tan sólo con este pequeño cambio en mi forma de pensar. Tengo el cuerpo que siempre soñé. El cuerpo para llevar un bikini que nunca pensé que sería posible porque estaba cubierto de estrías. Se ha convertido en algo real. Y todo comenzó cuando empecé a quererme a mí misma, primero. Siendo agradecida por lo que ya tenía, no deseando tener algo mejor.
Fotos| Pexels.com, @sharnyandjulius
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