El pasado 8 de junio se cumplieron 101 años desde que una sentencia histórica en el Tribunal Supremo español dio validez al testamento escrito en una carta de amor.
Una historia única y tremendamente romántica, pero que también se estudia en las facultades de derecho de España como una singular muestra de jurisprudencia y que hemos descubierto gracias a un hilo de Twitter, aunque para los estudiantes de esta temática no es ninguna novedad.
Una historia de amor que llegó hasta el Tribunal Supremo. Así fue la singular historia entre Matilde Corcho Arroyo y su marido José Pazos, un escritor y militar gallego que tuvo que luchar en los tribunales para demostrar que era el auténtico heredero de su esposa. Y todo ello lo hizo con una única arma, una carta de amor, escrita a mano por ella, su primera carta de novios y con un lenguaje muy alejado del jurídico que tan poca pasión nos transmite: "Pazicos de mi vida: en esta primera carta de novios va mi testamento, todo para ti, todo, para que me quieras siempre y no dudes del cariño de tu Matilde". Probablemente, el testamento más romántico que hemos escuchado nunca...
Y ahora un hilo de Twitter nos recuerda esta historia entre Pazicos y Matilde, materia de estudio para los estudiantes de Derecho y para los notarios en referencia a materia de herencias ológrafas, las que están escritas a mano por el testador, pero sobre todo, la anécdota que todo un pueblo quiere que se recuerde para siempre:
El próximo viernes en mi pueblo Acto conmemorativo del centenario de la sentencia sobre testamento ológrafo #Pacicosde mi vida #Peñafiel pic.twitter.com/i6m38O1BTb
— GLORIA MORCHON (@GMORCHON) 3 de junio de 2018
El Supremo reconoció la validez como testamento ológrafo de la breve carta de Matilde que dice: Pacicos de mi vida, en esta mi primera carta de novios va mi testamento Todo para ti, todo, para que me quieras siempre y no dudes del cariño de tu Matilde
— GLORIA MORCHON (@GMORCHON) 3 de junio de 2018
Fue a los pocos meses de fallecer Matilde en el año 1916, cuando su marido descubrió en el dorso de la primera carta de amor el testamento y acudió rápido a un juez para que, tras interrogar a diversos testigos que lo dieron por bueno, le diera validez y pudiera acudir a una Notaría a registrarlo. Pero había una tercera persona en discordia que también aspiraba a heredar: un sobrino de Matilde, que al saber que sus tíos no tenían descendencia, reclamó parte de la herencia para sí. Así empezó el periplo del viudo en los tribunales.
En un primer paso, los tribunales dieron la razón al sobrino, así que Pacicos tuvo que recurrir a la Audiencia Provincial, que le dio la razón en este paso. Pero un nuevo recurso del sobrino los llevo a ambos frente al Tribunal Supremo, quien al final validó el testamento escrito del puño y letra por Matilde y nombró a su marido único heredero. Todo un hito en su momento y toda una referencia en cuanto a testamentos ológrafos, ya que se reconoció que los pocos datos que recogía el testamento eran suficientes.
Fue el 8 de junio de 1918, tres años después, cuando esta sentencia del Tribunal Supremo dio la razón a José Pazos y la validez a la carta testamento de su mujer y que dio lugar a la jurisprudencia que se estudia hoy en las facultades.
Fotos| Pixabay.com, Xphere.com