El yoga es tendencia, y no solo por su increíble papel a la hora de tonificar nuestro cuerpo. Apostamos por esta disciplina para aumentar la flexibilidad, pero también para mejorar nuestra postura corporal y evitar los dolores de espalda. Por si fuera poco, se posiciona como una de las mejores opciones para la conexión cuerpo-mente, y es que a través de las diferentes asanas que nos obligan a concentrarnos profundamente con nuestra respiración, hacen que estemos más en sintonía con nosotras mismas.
Sabemos que todas las posturas de yoga son un must, pero a la hora de ir en busca de esa rutina que pueda suponer unos cuantos beneficios para nuestra salud mental, es esencial dar con una selección clave que nos permita además de ejercitar nuestro cuerpo, cuidar también nuestra mente. Estas son algunas de las asanas que no pueden faltar en tu rutina de yoga.
Postura fácil
La Sukhasana, más conocida como la postura fácil, es una asana sencilla que se realiza sentada y que se utiliza para la meditación. Un esencial para conseguir la relajación del cuerpo y aumentar la sensación de calma y paz si la practicamos con regularidad.
Postura del árbol
Esta postura es una gran elección a la hora de aumentar el equilibrio, ya requiere apoyar el peso del cuerpo en una sola pierna para ejecutarla. Para empezar colocamos los pies separados a la altura de las caderas. Seguidamente, colocamos el peso del cuerpo sobre el pie derecho mientras levantamos el izquierdo del suelo y doblamos la rodilla, posicionando la planta del pie sobre la parte interna del muslo derecho. A continuación, estiramos la columna y llevamos los hombros hacia atrás y hacia abajo. Terminamos juntando las manos a la altura del pecho y las colocamos en posición de oración.
Postura del guerrero
Para esta postura nos posicionamos con los pies separados un metro y los brazos en postura de cruz, dejando las manos en la misma línea que los hombros. Seguidamente, giramos un pie hacia fuera unos 90° y comenzamos flexionando la rodilla de la pierna que tiene el pie girado hasta que lleguemos a los 90 grados, manteniendo siempre la otra pierna estirada. Mantenemos dicha postura durante unos 30 segundos y repetimos el ejercicio con la otra pierna.
Postura de la vela
Se trata de una asana de inversión en la que los pies quedan por encima de la cabeza, algo que ayuda especialmente a estimular el sistema circulatorio. Para esta postura debemos tumbarnos boca arriba y presionar el suelo con las palmas de las manos, para conseguir un impulso con el que elevar las piernas y las caderas. Podemos usar las manos como apoyo lumbar.
Postura del cadáver
Para terminar este circuito, lo hacemos con la postura del cadáver. Esta asana consiste básicamente en colocarnos tumbadas en el suelo, teniendo una importante consciencia de la respiración, aunque podemos hacerla también tumbadas desde la cama.
Se trata de un movimiento que es apto tanto para principiantes como expertos en la materia a la hora de relajarse. Ideal para intentar dejar la mente en blanco y pensar únicamente en la respiración.
Fotos |Anna Shvets en Pexels,
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