Madrugar es el día a día de nuestra rutina. En nuestra mente la idea de alcanzar de 8 a 9 horas de sueño resulta casi una utopía entre semana, y es que solemos rondar más entre las 7 horas o menos de descanso. Los estudios científicos han dejado evidencia de que dormir poco trae consigo problemas de salud, como la pérdida de memoria, enfermedades cardíacas, debilidad inmunológica e incluso hasta demencia. Pero hay que tener en cuenta un dato que solemos pasar por alto, no todos los seres humanos somos iguales y la genética puede jugar un gran papel en nuestros hábitos de sueño.
Los conocidos como "durmientes de sueños cortos naturales", serían esa excepción en la que dormir menos horas de sueño de las recomendadas no supondría un problema de salud. Se trata de personas que cuya genética les permite mantenerse enérgicas y sanas con tan solo cuatro, cinco o seis horas de sueño. Esto ha llevado a la ciencia a no ver los hábitos de sueño como un estándar uniforme a todos los seres humanos.
Ciertas investigaciones científicas, han observado varias mutaciones genéticas, como las responsables de fenómeno del sueño corto natural. En ellas destaca una mutación en el gen DEC2, el encargado de regular la producción de orexina, que es una hormona que promueve la vigilia. En estos casos, los niveles de orexina serían más altos de lo habitual, algo que les ayudaría a mantenerse despiertos y activos y tener menos sueño.
También se estudiaron mutaciones en otros genes como ADRB1, un gen que se encarga de regular el sueño en el tronco cerebral y el NPSR1, que está implicado en el ciclo de sueño-vigilia. Seguramente estes pensando que estas alteraciones, por mucho que permitan a las personas dormir menos tiempo y estar plenamente despejadas, no pueden traer nada bueno para su salud, bueno pues no es exactamente así, y es que podrían protegerlos contra los efectos negativos de la privación de sueño, como la disminución de la memoria. De hecho, se han llevado a cabo experimentos con ratones modificados genéticamente, que sugerían que, a pesar de dormir menos, su rendimiento cognitivo no variaba. Aunque es cierto que se necesitarían más investigaciones científicas para llegar a una conclusión contundente.
Los estudios recientes han observado como los conocidos como "durmientes de sueños cortos naturales", más allá de necesitar menos horas de sueño que el resto, suelen ser personas especialmente enérgicas, resilientes al estrés y optimistas, además de tener una mayor capacidad para tolerar el dolor. Incluso, se sugiere que podrían tener una mayor esperanza de vida gracias a la eficiencia de sus procesos metabólicos, puesto que se reduciría de forma óptima la acumulación de proteínas tóxicas asociadas con enfermedades como el Alzheimer. Y aunque, es evidente que se necesitan llevar a cabo más investigaciones científicas, se puede decir que este tipo de personas no necesitarían cumplir el estándar mínimo de las mismas horas de sueño que el resto.
Foto | Anna Nekrashevich en Pexels, cottonbro studio en Pexels
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