Creo que por fin ha llegado ese momento en el que hemos asumido, aunque nos cueste y tengamos nuestro altibajos, que el amor va mucho más allá de tener pareja, y que aún teniéndola este tiene muchos caminos y que todos, como los del Señor, son inescrutables.
Sin embargo, al igual que soy consciente de esto, como decía, a veces me sumo en una especie de tristeza que me arrastra a pensar que hay un vacío en mi vida que necesita ser llenado de forma inmediata, pero hay cosas que me recuerdan que no es así.
Y mira, cuando necesito una buena dosis de realidad, además de mirar a mi alrededor, me encanta ver de nuevo Modern Love, la serie de Amazon Prime Video que demuestra de forma clara que hay muchas formas de manifestar, compartir y recibir todo el cariño del mundo.
De qué va Modern Love
Esta serie de la plataforma de streaming, que podríamos incluir fácilmente entre las mejores series de Prime Video, gira en torno a una serie de historias de amor independientes y antológicas basadas en hechos reales. Todas ellas en primera instancia fueron recogidas en el diario estadounidense The New York Times.
No obstante, si vas esperando romantiqueo puro y duro, no es lo que te vas a encontrar. O sí, porque verdaderamente se trata de hechos reales y de ver las diferentes situaciones que se le presentan a los personajes y cómo capean sus temporales: desde amistades inesperadas que convierten a sus protagonistas en familia, matrimonios que llegan al punto de inflexión que estaban evitando, citas que no se tendrían que haber dado, o sí, relaciones que se confunden y que te dejan pensando qué es lo que está sucediendo en realidad...
No obstante, si yo tuviera que destacar un episodio de todos, ese sin duda sería el que más me ha hecho llorar en toda mi vida. Es el tercer capítulo de la primera temporada de Modern Love, la serie cuenta con dos entregas, protagonizado por una increíble y bellísima (siento mencionarlo, pero es que me enamoro de ella cada vez que la veo sin ser yo nada de eso con el defecto de mi heterosexualidad) Anne Hathaway.
Ni confirmo ni desmiento que Acéptame como sea, sea quién sea me sirviese para darme cuenta de que quizás no estaba en la relación que debía estar y que era preferible apostar por mí y mi realidad que por aquello que me estaba preocupando de construir por mí misma siendo dos. Este capítulo va de muchas cosas, pero sobre todo de confianza, aceptación y amor propio.
En él encontramos a una protagonista excelsa que comunica tanto con sus diálogos como con sus no diálogos. Acéptame como sea, sea quién sea es una reflexión de una mujer sobre cómo su trastorno bipolar le ha afectado a su vida amorosa. Y la actriz está espléndida en su papel: ver cómo sus ojos se llenan de alegría, dolor, decepción, tristeza, subidas y bajadas, mostrando la montaña rusa que supone esta enfermedad, es una tortura necesaria para conocer los efectos de la misma, comprender a las personas que la sufren y dimensionar lo que supone la salud mental en relación a conocer a alguien en el plano romántico. Pero también en el profesional o en el de la amistad, algo que podemos ver, mirar de reojo, en varios puntos del episodio.
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Fotos | Prime Video
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