Si antes fue el consumo de pornografía o el haber mirado con el rabillo del ojo (lascivo) a la vecinita del quinto, hoy nos encontramos con parejas para las que las redes sociales son una fuente de malestar y celos. Como lo oyes. La irrupción de las redes sociales en nuestras vidas no está cambiando solo la manera que tenemos de relacionarnos a nivel social, también tienen su impacto en las relaciones de pareja. Viejos sentimientos, como son los celos, aparecen en nuevos contextos, en un nuevo tablero con unas reglas que quizá no comparten los dos miembros de la pareja.
Aunque pueda parecer un tema baladí la realidad es que ya ha llamado la atención de investigadores de todo el mundo por su impacto real en muchas relaciones. El mundo evoluciona, y esto no iba a ser menos.
¿Cómo nos afecta la conducta online de nuestra pareja?
Un estudio realizado por la Universidad de Nueva York se centró en esta cuestión. Para ello los investigadores analizaron las encuestas de más de 8.000 adultos, hombres y mujeres, heterosexuales con pareja que realizaban conductas de tipo sexual vía online. ¿Qué conductas sexuales? Pues desde ver fotos en Instagram a hablar de sexo en algún chat: cosas que para el individuo en cuestión resultan eróticas, excitantes o gratificantes a nivel sexual y sensual.
Los resultados indican que hay diferencias en la percepción de hombres y mujeres en cuanto a las implicaciones de estas actividades online: en general a los hombres les parecía fenomenal que sus parejas realizaran este tipo de conductas, mientras que muchas de las mujeres afirmaban sentirse heridas o traicionadas si su pareja las hacía. (Esto es en términos generales, pero también se daba el caso contrario, ojo.)
Las conclusiones de este estudio se centran en que lo que nos parece aceptable o no de la conducta de nuestra pareja es absolutamente subjetivo. Es decir, a tu pareja le puede parecer totalmente neutro y nada relevante seguir a modelos por Instagram y a ti suponerte una fuente clara de malestar, mientras que a él le puede afectar que hables (con brillo en los ojos) de Ryan Gosling y a ti parecerte una chorrada.
Insisto: lo que hace que nos escueza o no está relacionado con lo que entendemos como “aceptable” o “permisible”, ese es el listón que modulará nuestros sentimientos.
¿Qué hay detrás de ese malestar?
Lo primero es determinar dónde está el problema, discernir qué es lo que realmente nos molesta de esta situación para luego poder abordar el tema.
¿Es la cantidad de tiempo que le dedica o el interés excesivo que parece ponerle? ¿Te parece que “no es normal”?
Reflexión: una de las cosas que solemos trabajar en consulta es el de “normalidad”. ¿Es normal que mi chico haga tal o cual? La realidad es que esa normalidad ni existe ni nos interesa para trabajar en pareja. ¿Qué es normal? Pues depende, para ti normal puede ser verte dos capítulos de Juego de Tronos seguidos cada noche, y para otra persona eso puede ser una barbaridad.
Con esto quiero decir que en este punto, al igual que en casi todos los relacionados con la pareja, la clave está en determinar qué necesitamos y queremos cada uno de nosotros, y con ello llegar a acuerdos y “reglas”.
¿Es porque además del like hace comentarios a esas fotos?
Reflexión: interactuar con perfiles de influencers o modelos no se trata de un hecho pasivo como puede ser ver a una actriz en una película, sino que es algo activo que implica una conducta (darle al like o comentar). Quizá este matiz pueda estar detrás del especial malestar que esto pueda generar. Te invito a que pienses: ¿es posible que te afecte más precisamente porque tu chico participa activamente?
¿Es por el hecho de que mire o desee a otras mujeres?
Reflexión: ¿de verdad es tan malo que nuestra pareja disfrute viendo a otras mujeres? ¿Podemos pretender que no lo haga? ¿Quieres prohibir una conducta? ¿Qué pasaría si fuera al contrario, si te pidiera que "no disfrutaras" viendo esos maromos tan estupendos que hay por el mundo o ese actor que te hace temblar... las piernas? Pues eso.
El deseo necesita ser alimentado, y entre otras cosas lo hace de nuestras fantasías y de las imágenes (o estímulos) que nos "remueven"... ¿qué sentido tiene cortarle las alas? Fantasear con algo o con alquien no es acostarse con ese alguien, no es una conducta, no es infidelidad...
¿O es que acaso ya lo hemos hablado y sigue haciendo exactamente lo que le he dicho que me hace daño?
Reflexión: si a pesar de haberlo hablado y de haber llegado a pactos tu chico sigue realizando conductas que manifiestamente te generan malestar y te pasa por alto (a ti y a tus emociones) quizá sea otra la conversación que tenéis que tener, ¿no te parece? Puede que el foco de atención lo tengamos que poner no en que mire a chicas en Instagram, sino en que “las normas de nuestra relación” no están siendo cumplidas, ni se nos está respetando.
¿Es porque me siento insegura frente a estas chicas?
Reflexión: A riesgo de que se me tiren al cuello, oh lectores, es imposible pasar por alto este punto. Una parte de los celos se basa, obviamente, en el componente de la inseguridad, en una baja autoestima (además de en otras muchas cosas, los celos son algo complejo).
¿Cómo me siento ante el “estupendismo” de estas chicas? ¿Cuáles son mis inseguridades? Pero también pensemos en positivo: ¿cuáles son mis puntos fuertes? Estas chicas, ¿son una realidad para mi pareja o una fantasía? (Esto quizá sería mejor preguntárselo directamente a él, claro).
¿Es el tipo de fotografías, que sean del día a día de las chicas en lugar de fotos especialmente sugerentes, lo que me genera malestar?
Reflexión: Puede, he conocido algún caso, que los celos vengan de aquellas que muestran a estas chicas en su cotidianidad. ¿Es el deseo de conocer la intimidad de otras lo que me hace sentir mal? ¿Si fuera algo puramente físico lo entendería mejor?
En cualquiera de estos casos y a pesar de haber hablado de reflexiones individuales, la clave va a estar en hablar, hablar y hablar con tu pareja.
¿Qué podemos hacer?
La clave, como decía, está en las dos “ces” de las relaciones: confianza y comunicación.
Confianza: no hay mayor aniquilador de inseguridades que la confianza. Las parejas que hablan de sexo, de lo que les pone y de lo que no, son más felices, entre otras cosas porque se sienten “parte de” y no “a parte”. Si nuestra pareja comparte con nosotros sus fuentes de excitación ya no será algo oscuro, secreto a lo que podamos añadirle todos los miedos que tenemos… al contrario, será parte del juego de la pareja.
Comunicación: lo que se habla queda claro, y por tanto no crea fantasmas. Muchas veces nuestra imaginación es mucho peor que lo que sucede en realidad, de manera que hablarlo ayuda a que disipemos esos miedos.
Por otra parte “lo que se habla queda dicho”, tiene fuerza, es explícito no limbo. ¿A qué me refiero con esto? A que si queremos algo, si necesitamos algo, debemos expresarlo y no esperar a que nuestra pareja “adivine” nuestros pensamientos y emociones, a que si queremos saber algo del otro lo mejor es preguntar…
Hablar es clave, siempre, además es la vía para marcar las reglas que os funcionen a ambos, las “normas” de vuestra relación.
Y si a pesar de todo… Si después de haber hablado, de haber pactado y llegado a acuerdos, él sigue con su conducta, esa que te hiere, es hora de plantearte en serio tus límites (y los suyos). Para esto hace falta, como para tantas otras cosas de la vida, un poco de asertividad y un mucho de autoestima.
No todo es negativo
No, las redes sociales no son el demonio, ni internet el infierno para las relaciones. De hecho las conductas erótico-festivas en la red tienen su lado positivo, y no es pequeño. Según el estudio que mencionaba antes, el realizado por la Universidad de Nueva York, el impacto de las actividades online de tipo sexual sí que puede ser positivo por dos motivos:
Las personas que las llevan a cabo resultan estar más “abiertas a realizar y probar cosas nuevas”, cosa que suele ser valorada positivamente por la pareja
Son personas a las que les resulta más fácil hablar sobre lo que quieren en la cama. Y si algo sabemos los sexólogos es que saber lo que quieres y sobre todo expresarlo, comunicarse con la pareja a este nivel, es muy muy positivo: mejor deseo, mayor satisfacción (individual y en pareja), etc.
Si tu chico sigue a modelos en Instagram y eso te genera malestar no hay nada mejor que hablarlo, fulminar a los fantasmas a golpe de diálogo y de confianza mutua, ¿no te parece?
Fotos: Pixabay.com; @bellahadid; @emrata
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