Dispareunia o dolor en la penetración: una sexóloga nos cuenta las causas y consecuencias

Dispareunia o dolor en la penetración: una sexóloga nos cuenta las causas y consecuencias

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Dispareunia o dolor en la penetración: una sexóloga nos cuenta las causas y consecuencias

Si hay un tema sobre el que todavía sobrevuelan infinidad de mitos, ese es, sin duda, la sexualidad. Los mitos y leyendas sobre las relaciones sexuales, el deseo y las posibles disfunciones todavía nos rodean y empañan nuestro conocimiento sobre la materia. Esto ocurre, especialmente, cuando hablamos de la sexualidad femenina que, todavía hoy, se ve rodeada por el tabú y por la falta de información.

Y aunque, por suerte, cada vez tenemos más libertad para hablar - y disfrutar - de nuestra sexualidad con libertad, siguen existiendo dudas, miedos y vergüenzas que pueden llevarnos a estar desinformadas y desconocer las diferentes situaciones por las que puede pasar nuestro cuerpo. Por ello, cuando se dan situaciones como la dificultad para mantener relaciones sexuales o el dolor habitual durante la penetración, podemos vivirlo con cierta vergüenza y ansiedad.

Dispareunia o coito doloroso: disfunciones sexuales de las que no se habla

Sin embargo, se trata de una situación más frecuente de lo que podemos creer y un importante motivo de consulta entre los profesionales de la sexología tal y cómo nos cuenta Laura Morán (@veneciana1981), terapeuta de pareja y sexóloga, a pesar de no existir estadísticas al respecto: "la mayor parte de las dificultades relacionadas con la sexualidad suelen provocar emociones negativas tales como la vergüenza, la culpa, el temor a la crítica, el miedo al rechazo o sentimiento de “excepcionalidad” (creer que lo que te pasa, solo te pasa a ti), por lo que no suelen ser reconocidos con facilidad y las estadísticas que puedan existir no siempre arrojan datos fiables".

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La sexóloga nos indica que se trata de una consulta que es, principalmente, femenina, pero no solo: "también puede aparecer en hombres (por ejemplo, por la curvatura del pene o si existe tejido cicatricial en los cuerpos cavernosos del pene) y es un motivo de consulta frecuente porque tiene diversas causas".

Y, sin embargo, sigue existiendo un gran tabú a su alrededor: "el tabú para hablar de sexo, en general, todavía existe. Si además tienes problemas para practicar la reina de las posturas del Kama Sutra por excelencia como es la penetración, necesaria, además, no sólo para que la relación sexual sea “completa”, sino para la reproducción, ¡no te quiero ni contar!" nos indica Morán.

La consecuencia, en su experiencia, es sufrir esta situación en silencio: "porque creen que a nadie más le pasa, que ellas tienen un problema o que no tiene solución. A veces, sienten tanta vergüenza que prefieren pasar un rato de dolor (e intentar espaciar las relaciones sexuales), que buscar ayuda profesional".

Una mala o escasa educación sexual es la primera causa

Igual que en el caso de la anorgasmia, las causas que pueden estar detrás de la dispareunia podemos encontrar causas tanto físicas como psicológicas. En este caso, también como en el de la anorgasmia, aunque se pueden dar causas físicas, las más habituales son las psicológicas o psicosexuales. Laura Morán nos aclara este punto: "(que las causas sean psicológicas) no quiere decir que 'estén en nuestra mente'. El dolor es “real”, pero el sistema que se pone en marcha para que éste aparezca es de origen psicológico".

Entre estas causas psicológicas aparece como una de las más relevantes la falta o la mala educación sexual, pero también pueden darse otros motivos: "prejuicios hacia la sexualidad (propia o en general), malas experiencias sexuales previas, falta de autoestima y seguridad respecto al atractivo propio, relaciones afectivas disfuncionales o haber sido víctima de abusos sexuales" explica Morán. Estas causas pueden hacer que, durante la relación sexual, el suelo pélvico se contraiga y se reduzca la lubricación vaginal, lo que podría generar dolor en la penetración.

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En ningún caso parece que la causa pueda ser el tamaño de nuestra vagina o del pene de nuestro compañero sexual: "(la vagina) es tremendamente elástica y flexible. Sin embargo, la creencia de que el canal vaginal es una especie de túnel o tubo rígido de medidas reducidas, hace que muchas mujeres anticipen que el falo de su pareja no va a caber, o que lo va a hacer causándole daño. Con lo cual, tensan la musculatura pélvica (que rodea la vagina) que, en este caso, funciona como un cinturón que limita la flexibilidad de la vagina haciendo que, efectivamente, la penetración duela".

A estas causas se le suman también el miedo al embarazo, o el miedo y preocupación provocados por un autoconcepto negativo. Todas estas causas, como nos cuenta la sexóloga, pueden influir en la reducción de la lubricación y en la contracción del suelo pélvico.

Cuando las causas son físicas

Aunque menos habituales, las causas también pueden ser físicas. Por ello, es extremadamente importante que cuando sentimos estas molestias de manera habitual acudamos a un profesional que nos pueda evaluar y determinar cuál es la causa exacta en nuestro caso particular.

Morán nos señala algunas causas físicas que podrían influir: nos podemos encontrar una infección genital que curse con dolor, tener un útero invertido, un himen imperforado (aquel cuya mucosa cubre totalmente la entrada de la vagina, impidiendo la salida de la sangre menstrual y dificultando la penetración), tabiques vaginales (alteraciones congénitas muy poco frecuentes, pero que alteran el interior de la vagina), sequedad vaginal (por ejemplo, por motivos hormonales o el consumo de algún medicamento) o por tener cicatrices (como la de una episiotomía tras un parto) o lesiones en la entrada de la vagina o en la cavidad vaginal".

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Las consecuencias: desde la culpa a la falta de deseo sexual

Sufrir dispareunia sin tratar puede conllevar consecuencias que afecten seriamente no solo a la calidad de vida de la persona afectada, sino también a su relación de pareja. "Afecta a todos los niveles porque produce una especie de reacción en cadena" señala Laura Morán: "las mujeres que padecen dispareunia suelen acabar desarrollando falta de libido porque asocian las relaciones sexuales al dolor y la frustración. Y es comprensible, ya que solemos centrar y reducir el sexo a la penetración".

No solo eso, sino que la vergüenza y la culpa hacen su aparición: "tienden a pensar que les pasa algo malo y que la culpa es de ellas. Como no es algo que se suela comentar, además tienen la sensación de que únicamente les pasa a ellas, así que, además del dolor, el rechazo y el temor, sienten vergüenza".

Qué podemos esperar en consulta

Lo primero, por supuesto, cuando acudimos a un profesional indicando sufrir dolores durante la penetración es descartar las causas físicas o, en caso de confirmarse que sea físico, ofrecer un tratamiento adecuado - que puede pasar por tratar alguna infección hasta ofrecer hidratantes y lubricantes adecuados para nuestra situación o, incluso, tratamientos hormonales -.

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Si las causas no son físicas, se pasará a la educación y la práctica, nos cuenta Morán: "la mayoría desconocen cómo son y cómo funcionan sus genitales, en especial, su vagina; se frustran porque no sienten como en las películas (porno o románticas, da igual) y no saben que el orgasmo no se suele obtener a través de la penetración si no hay estimulación del clítoris (y que no es necesario ser penetradas hasta alcanzarlo), etc.".

Los profesionales de la sexología pueden mandarnos "deberes" para hacer en casa, de manera que aprendamos a conocer nuestro cuerpo y nuestra sexualidad: "que descubran lo que les gusta, lo que les excita, para que identifiquen los músculos de su suelo pélvico y practiquen con ellos para que puedan contraerlo y relajarlo cuando quieran (en cuanto les dices que uno de los músculos más importantes es el que tensan para controlar la micción, suelen localizarlo rápido). Y poco a poco, después de dominarlo a solas, pueden compartirlo con quien quieran, cuando quieran y… sin dolor".

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