Hace una década que no tengo una primera cita, pero me siguen entrando sudores fríos solo de recordar cómo era aquello de ligar. Lo que yo creía que eran mariposas en el estómago era una ansiedad como un camión. La verdad, no me hubiera venido nada mal tener una guía o unas pautas sobre cómo actuar para no cagarla. Porque, vamos, todavía hoy me desvelo, a veces, muriéndome de vergüenza por alguna de las cosas que dije en una de esas citas.
Para mí llega 10 años tarde, pero las claves de Blaine Anderson, experta en citas y fundadora de "Dating by Blane" (Teniendo citas por Blane) igual pueden ayudarte a ti. Según ella no hay ningún tema prohibido, pero sí hay tres cosas que es mejor no preguntar en la primera cita. Ya os adelanto que yo las he preguntado las tres. Eso explica muchas cosas.
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Preguntar sobre el historial romántico
Si, como yo, sois más cotillas que románticas, igual tenéis que aguantaros las ganas de salseo un par de citas. Al menos, eso es lo que asegura Anderson: "aunque es tentador preguntar por la última relación amorosa o por su experiencia teniendo citas, estas preguntas no son divertidas". Bueno, Blaine, esa es tu opinión.
De todas formas, si queréis hacer le caso, la explicación que da tiene sentido: "No hay necesidad de meter a los exes en vuestra primera cita". En vez de eso, la experta recomienda que intentes hacer preguntas más ligeras y que hagan a la otra persona sonreír.
¿Quieres tener otra cita?
Así, de primeras, no entiendo qué tiene de malo esta pregunta - y supongo que, de nuevo, esto explica muchas cosas -. ¿Cómo va a saber, si no, la otra persona, que quieres volver a verle? ¿Qué tiene de malo ser clara y honesta? Bueno, pues, según Grace Lee, otra experta en citas, lo ideal es no cerrar los detalles de la segunda cita mientras estás teniendo la primera. ¿Por qué? Porque lo haces en caliente.
Grace Lee, coach de citas
Ella recomienda darte un tiempo, después de la cita, para evaluar si realmente te ha gustado esa persona y si quieres volver a verla. Además, así te aseguras de que, si la otra persona quiere volver a verte es de forma sincera y no porque la has puesto en un aprieto al preguntarlo durante la cita. Evidentemente, después uno de los dos tendrá que tomar el riesgo de preguntar por una segunda cita, pero es parte de la gracia del cortejo, según la experta.
Tomar algo ha sido divertido, ¿quieres ir a cenar?
De nuevo, no tengo ni idea de por qué esto no es recomendable. Si lo estáis pasando bien y la cosa apunta maneras, ¿por qué os vais a quedar con las ganas pudiendo alargar la noche? Pues Grace Lee dice que no es buena idea: "el problema con las citas tan largas es que tienes una falsa sensación de intimidad sin saber si esta será consistente a largo plazo".
Según ella, si esa conexión tan intensa es real, la podréis explorar en siguientes citas. ¿Cuándo dar por finalizada la cita, entonces? Pues, la experta indica que: "por muy buena que sea la cita, recomiendo parar después de la segunda ronda. Si la magia está ahí, llevará a una segunda cita".
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Personalmente, no quiero discutir a las expertas en citas, pero mi recomendación, como psicóloga y como persona, es que hagáis lo que queráis y lo que sintáis. Si queréis tener una segunda cita, preguntadlo sin miedo. Si queréis alargar la cita, porque la estáis disfrutando y pasando un momento increíble, hacedlo. Vivid. Divertíos tanto como podáis. Haced cosas que se supone que no tenéis que hacer y no os quedéis nunca con las ganas.
Si la relación con esa persona va a funcionar, lo hará independientemente de lo que preguntes y sin importar si te has ido en la segunda ronda o no. Lo que puede pasar es que te acabes arrepintiendo siempre de no haber disfrutado más de ese momento por andar con juegos y trucos para que quiera volver a verte. Si alguien es para ti y la conexión es real, no necesitarás trucos, ni reglas, ni absolutamente nada, para que quiera volver a verte.
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