Pensar en el orgasmo como meta final del encuentro sexual es un error. En el sexo todos deberíamos centrarnos solo disfrutar y no obsesionarnos con llegar al orgasmo.
Según la sexóloga Mamen Jiménez, “tendemos a pensar en el orgasmo como el fin último del sexo, como el placer total y definitivo... y olvidamos a menudo que estar excitados, muy excitados, es también disfrute”.
Esta misma premisa persigue el slow sex, una reinvindicación de los tiempos que busca que cada momento del encuentro sea igual de importante, desde la conversación previa que enciende el deseo hasta el orgasmo.
En qué consiste el slow sex
Si lo traducimos al castellano slow sex no es otra cosa que sexo sin prisas y precisamente consiste en eso, en practicar sexo deteniéndonos en cada detalle y alejándonos del aquí te pillo aquí te mato.
Esta corriente influenciada por el sexo tántrico oriental nos invita a reparar en los detalles, a mirarnos, a sentirnos, a detenernos en cada uno de los instantes y alejarnos de relaciones sexuales que terminan resultando efímeras. Es conectar de nuevo con nosotros y con nuestra pareja de una forma consciente. Es alargar el placer y para ello, el slow sex reivindica cada uno los pasos eróticos como algo fundamental.
Ventajas de practicar slow sex
A nivel de pareja retrasar el momento del orgasmo favorece una mejor comunicación sexual y nos permite conocer mucho más no solo el cuerpo y los deseos y placeres de nuestra pareja sino los propios.
Además está demostrado que retrasar el momento del orgasmo es la clave para disfrutar de una experiencia sexual única. Si aumentamos (y alargamos) la excitación aumenta la intensidad del orgasmo tal y como nos explica Mamen Jiménez.
Aunque cada mujer es diferente, según un estudio reciente publicado en el Journal of Sexual Medicine el promedio de tiempo que necesita una mujer para llegar al orgasmo es de 13,46 minutos, lo que nos lleva a pesar que reducir la velocidad en el sexo conseguirá que ese clímax de la mujer siempre se consiga.
¿Qué es el peaking?
El peaking es una técnica del slow sex que consiste en retrasar el momento del orgasmo. Es alargar el máximo tiempo posible las últimas fases de la respuesta sexual que se inicia con el deseo y que termina con la resolución tal y como explicaron los sexólogos Masters & Johnson con su sistema DEMOR (Deseo, Excitación, Meseta, Orgasmo, Resolución).
El objetivo del peaking es, según la terapeuta sexual Nathalie Giraud Desforge, "surfear la cresta de la ola orgásmica y retrasar todo lo posible la fase resolutoria". Para entenderlo perfectamente diríamos que es una técnica por la que nos quedaremos en las tres primeras fases más tiempo.
Esto no significa que no vaya a existir un orgasmo que culmine, como ocurre con el método Karezza, sino que simplemente vamos a buscar dilatar el tiempo hasta que el orgasmo finalmente se produzca.
Cómo practicar el peaking
Lo primero que debemos hacer para empezar a practicarlo con nuestra pareja es hablar. Una de las claves para tener un mejor sexo es mejorar nuestra comunicación, así que habladlo y llegar a un acuerdo conjunto para retrasar el momento orgásmico. No esperes a estar ya en plena faena para comentarlo porque requiere de un control que es posible que en pleno estado de excitación no tengáis.
Dedicaos tiempo el uno al otro. Olvidad los móviles y planead una velada en la que el tiempo solo estará determinado por vuestro propio placer. No es una práctica para cuando tienes 15 minutos, es una práctica para dedicarle todo el tiempo del mundo. Y sí, merece la pena.
Explorad vuestro deseo, alargadlo incluso antes de que llegue esa cita. Una vez en faena, debéis (ambos) estar atentos a las respuestas de vuestro propio cuerpo, e ir acelerando y frenando en según qué momentos para que la excitación se mantenga. Jugad más, miraos más, tocaos más de lo que soléis hacer. Explorad vuestros propios cuerpos con calma, como si fueran obras de arte cargadas de detalles que descubrir. Que no quede un centímetro por probar.
Aprovechad cada uno de los puntos erógenos de vuestro cuerpo con paciencia y sin prisa, hablando y diciendo qué os gusta, experimentando de una forma delicada. Para favilitar la tarea podéis introducir alguno de estos juegos sexuales con los que tomaros más tiempo. El peaking es descubrir placer donde antes no habríamos mirado, así que tratad de alargar el tiempo hasta que se produzca la penetración. Así ambos disfrutaréis plenamente de esos momentos previos al orgasmo y la excitación subirá a niveles absolutamente maravillosos.
Y tened paciencia. No os frustréis si las primeras veces os dejáis llevar por la pasión. Es un trabajo que requiere tiempo pero con el que vuestros encuentros saldrán fortalecidos. Esto no significa que siempre tengáis que practicar el slow sex, sino que puede ser un punto más (y diferente) con el que salir de la rutina y que va más allá de probar una nueva postura, porque va de conexiones profundas y eso, siempre, es algo digno de encontrar.
Foto | Crazy, stupid, love