Hace ya unos cuantos años, una conocida mía se casó consigo misma. Y digo conocida y no amiga, porque la lista de invitados a su autoboda se extendió tanto que yo acabé allí sin saber muy bien por qué. El banquete se celebró en el lugar de moda para las bodas en mi zona, mi conocida llegó en un coche espectacular acompañada de sus padres, hubo lista de regalos, tarta de varios pisos y barra libre hasta las tantas. Y, aunque durante un ratito intentó hacerlo pasar por una celebración de cumpleaños, hasta el vestido era blanco y ella acabó reconociendo que no tenía demasiada esperanza de acabar casándose algún día y quería vivir la magia de una boda.
¿Quiénes se están casando consigo mismas?
Después de un par de años creyendo que había asistido al colmo de la originalidad, resulta que esto de las autobodas existe. No solo existe, sino que lo está petando muy fuerte en ciertos lugares, como Estados Unidos o Japón. En 2014, salió a la luz el caso de Grace Gelder, probablemente la primera mujer que se casó consigo misma y decidió explicar sus motivos públicamente.
En una entrevista para el diario británico The Guardian, Grace explicó que, en un determinado momento de su vida, decidió adquirir un compromiso consigo misma después de una temporada viajando por el mundo y meditando sobre su existencia. Llevaba seis años sin pareja y la idea cruzó su mente escuchando una canción de Björk que dice «My name's Isobel, married to myself» (mi nombre es Isobel, casada conmigo misma).
Dos años después de su autoboda, Grace no se ha divorciado de sí misma. Sale con otras personas, en un modelo de relación que ella ha denominado «sologamia abierta». Lo que sí ha ocurrido en este tiempo es que ha dejado de ser la única (o la unica conocida, vaya). Yasmin Eleby, una texana de 40 años que se había prometido casarse consigo misma si llegaba sin pareja a esa edad, y lo cumplió, fue noticia en 2015. Nadine Schweigert se decidió a casarse consigo misma después de una vida no demasiado agradable y el consejo de un amigo de que no necesitaba a nadie para ser feliz. Sophie Tanner lo vio como una ceremonia equivalente, en cierto modo, a los ritos que realizan otras culturas a ciertas edades, como una especie de paso de un modo de vida a otro.
¿Hay una industria detrás del fenómeno de las autobodas?
En ningún país existe validez legal para este tipo de uniones, pero eso no impide que proliferen las novias que se deciden a hacerlo e incluso empresas especializadas en autobodas: Solo Wedding, en Japón, ofrece packs personalizables y I Married Me, en Estados Unidos, dispone de todo tipo de merchandising para solteros, además de anillos de autocompromiso.
Autobodas y sologamia
El fenómeno de las autobodas va íntimamente ligado al de la sologamia. Y es que la sologamia se diferencia de la soltería en que esta última puede venir determinada por multitud de factores, mientras que la sologamia es la opción voluntaria de permanecer solteros como una forma de vida. Webs como Sologamia.com, pionera en España, proponen planes para solteros, artículos de opinión o ideas de viaje.
Quizá las bodas con uno mismo sean solo una anécdota simbólica de la reivindicación de quienes deciden hacer de la soltería su opción sentimental. O quizá es una forma más de autoafirmación femenina (no hemos tenido noticia de autobodas de hombres solteros): si las mujeres hemos podido avanzar en muchos ámbitos de la vida sin necesidad de un hombre al lado, ¿por qué privarnos del gusto de una ceremonia y un anillo? Hay quien no le verá sentido, ya que no tiene ninguna implicación legal, aunque siempre es bueno tener excusa para organizar una buena fiesta, ¿no? El debate está servido.
Imágenes | Pixabay, Amy Grubb, I Married Me, Giphy.
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