Sabíamos que la dieta mediterránea es una de las más recomendadas por cardiólogos, nutricionistas y expertos en salud, en general, por muchas razones. Y es que, desde hace años, muchos son los estudios que han demostrado que la variedad y los nutrientes que la componen repercuten de forma muy positiva en nuestro cuerpo.
La dieta mediterránea sobre todo está compuesta por alimentos que tienen un bajo aporte en grasas saturadas y alto en monoinsaturadas, ácidos grasos omega 3 y omega 6, baja en proteína animal, muchos antioxidantes, fibra e hidratos de carbono complejos... Los alimentos que la componen sobre todo se basan en aquellos de temporada como frutas y verduras, y también mucha legumbre, pescados blancos y grasos, fibra y cereales integrales.
Todos estos aportes nutricionales hacen que nuestra salud mejore y, por tanto, nos prevenga de enfermedades como el sobrepeso y la obesidad, ya que reduce la mortalidad de las personas con estas patologías en un 9%, también ayuda a reducir el envejecimiento prematuro de las células, previene enfermedades cardiovasculares, disminuye la diabetes tipo 2, fortalece el sistema inmune, los huesos, favorece el bienestar físico y ayuda a mantener la microbiota intestinal, entre otros.
Pero, además, de todos estos beneficios para la salud de nuestro cuerpo a nivel físico e interno, también se ha observado que la dieta mediterránea tiene un efecto protector cognitivo relacionado con enfermedades asociadas a la edad como las neurodegenerativas, así como con el deterioro cognitivo. De hecho, un nuevo estudio ha relacionado que esta repercusión positiva en el cerebro con el equilibrio de las bacterias intestinales puede derivar en una mejora de la memoria y rendimiento cognitivo.
Así lo explica esta investigación llevada a cabo por la Universidad de Tulane publicado en Gut Bicrobes Rerports, en la cual se muestran patrones bacterianos intestinales significativamente diferentes en comparación con aquellos que seguían una dieta occidental típica.
El experimento se basó en alimentar a ratones durante 14 semanas con una dieta rica en aceite de oliva, pescado y fibra, las cuales desarrollaron bacterias beneficiosas como la Candidatus Saccharimonas, y aquellas bacterias menos favorables en contraposición disminuyeron, las Bifidobacterium.
Pero, además, las bacterias “buenas” se asociaron también a una mayor capacidad de adaptarse a la nueva información, y una mejor memoria de trabajo. Pero además, también se observó que los ratones con esta alimentación saludable presentaron niveles más bajos de colesterol LDL, es decir, “malo”.
Es evidente que este estudio realizado en animales no puede ser determinante pero sí arroja luz para abrir nuevos caminos de investigación extrapolables a personas con cerebros en proceso de maduración, según dice el estudio, ya que podría ser muy útil en jóvenes en pleno rendimiento académico y en la mejora de la productividad en los adultos.
Fotos | Alesia Kozik RDNE Stock project Niklas Jeromin de Pexels
En Trendencias | Una buena memoria se basa en que olvidemos, pero la clave está en cuánto y en cómo lo hacemos
En Trendencias | Los científicos dicen que soñar despierto puede fortalecer la memoria, mejorar el aprendizaje y estimular el cerebro
Entrar y enviar un comentario