Estar solo no es un riesgo para la pérdida de memoria, sin embargo, sentirse solo sí lo es, según un nuevo estudio.
Y es que sabemos que la soledad no deseada es un problema cada vez más creciente en nuestra sociedad que tiene como consecuencia el aislamiento y que lo sufren, sobre todo, las personas mayores. Según explican en la web del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, este “es un problema silencioso que afecta cada vez a más personas en España, en Europa y en el mundo. Supone una fuente de sufrimiento para las personas y limita su derecho de participación en la sociedad; tiene consecuencias negativas para la salud y el bienestar y en consecuencia conlleva unos costes sociales y económicos muy importantes. por ello, la lucha contra la soledad se ha convertido en un reto para las administraciones y la sociedad en general”, motivos por los cuales se originó el mismo.
Por otro lado, también hemos observado como los grandes gurús del campo de la longevidad han estudiado las relaciones sociales como un factor fundamental para garantizar una buena salud, mantener las funciones cognitivas en buen estado o prevenir el riesgo de deterioro de estas, así como el estrés y la ansiedad. En esta línea, cada vez hay más estudios que se basan en esta teoría y este es el caso, como decíamos, de la última investigación llevada a cabo por la Universidad de Waterloo.
En ella, siguieron a cuatro grupos de adultos durante un período de tiempo de seis años para ver cómo la soledad y el aislamiento social afectaban a la pérdida de memoria. Las categorías de participantes incluyeron a aquellos que estaban socialmente aislados y se sentían solos, aquellos que solo estaban socialmente aislados, aquellos que solo se sentían solos, y aquellos que no estaban ni aislados ni solos.
Los encuestados que estaban socialmente aislados y se sentían solos experimentaron el mayor declive en la memoria. Pero aquellos que se sentían solos, pero no estaban aislados socialmente, fueron el segundo grupo de mayor impacto negativo en la memoria.
Si bien se ha demostrado que las conexiones sociales te mantienen alerta y feliz a medida que envejeces, también es importante mantenerte mentalmente activo, estés o no rodeado de personas.
Y es que la capacidad y plasticidad del cerebro dura toda la vida, es decir, el cerebro siempre está preparado para conocer y aprender cosas nuevas, y hacer esto será fundamental para mantener nuestras capacidades cognitivas en el mejor estado posible.
"Cada vez que te enfrentas a algo que no anticipaste o no predijiste, y que posiblemente sea útil en el futuro, tu cerebro intentará aprenderlo.Y el aprendizaje es plasticidad", dice la Dr. Lisa Feldman Barrett, psicóloga y neuróloga, en este artículo, autora del libro "7 lecciones para tu cerebro” (Ediciones Paidós, 2021), en el cuál nos ayuda a comprender un poco mejor cómo funciona este músculo del cuerpo.
Actividades como viajar, aprender un nuevo idioma o leer un libro pueden mejorar la salud del cerebro, incluso hay estudios que han observado que practicar actividad física no solo es bueno para nuestro cuerpo, para prevenir enfermedades cardíacas o mantenerse en forma, sino que también puede estimular el crecimiento de células cerebrales.
Fotos | Brett Sayles de Pexels
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