Charan Ranganath un neurocientífico, profesor del Centro de Neurociencia y el Departamento de Psicología y director del Laboratorio de Memoria Dinámica en la Universidad de California, lleva más de 25 años estudiando e investigando sobre la ciencia de la memoria y cuenta con varios libros donde habla sobre este tema.
De hecho, su último ejemplar se titula Why We Remember: Unlocking Memory’s Power to Hold on to What Matters, en el cual se replantea de manera radical la forma en que pensamos sobre el acto cotidiano de recordar. En él, el autor combina un lenguaje accesible con investigaciones de vanguardia y revela las sorprendentes maneras en que nuestros cerebros registran el pasado y cómo usamos esa información para entender quiénes somos en el presente, así como para imaginar y planificar el futuro.
El experto confiesa en uno de sus artículos publicados en CNBC Make It, que una pregunta que que le hacen a menudo es, "¿nos volvemos más “tontos” a medida que envejecemos?" Y es que, a medida que pasan los años parece que nuestra cabeza ya no es la que era, y nos encontramos que somos más olvidadizos, que no recordamos fechas importantes o eventos programados con mucha antelación.
“No culpo a nadie por preguntárselo. Muchos de nosotros nos encontramos olvidando cosas importantes con mayor frecuencia con el tiempo. Pero la buena noticia es que puedes prevenir esos “momentos de confusión” evitando cuatro hábitos comunes que destruyen nuestra memoria a medida que envejecemos”, asegura en su articulo.
Cuatro hábitos que destruyen nuestra memoria
1. Multitarea excesiva
Dependemos de un área del cerebro llamada corteza prefrontal para prestar atención al mundo que nos rodea. Desafortunadamente, la función de la corteza prefrontal y nuestra capacidad para enfocarnos suelen disminuir con el tiempo. Algo que debemos tener presente, según dice el profesor, es que la multitarea lo empeora. Esta hace que se dañe la memoria y se sobrecargue la función de la corteza prefrontal, agotando los recursos que normalmente nos ayudan a formar recuerdos sólidos.
El consejo del experto es: “Pon tu teléfono en modo enfoque y reserva tiempo en tu horario para tareas específicas. Incluye descansos para meditar, soñar despierto, dar un paseo al aire libre o cualquier actividad que te recargue. Lo único que debes hacer es no intentar hacer todo a la vez”.
2. No priorizar el sueño de calidad
La cantidad y calidad del sueño que obtenemos suele disminuir con la edad, por una variedad de razones, y el problema puede agravarse con los medicamentos, el consumo de alcohol y el estrés.
Sin embargo, cuando duermes, tu cerebro trabaja arduamente eliminando los desechos metabólicos que se acumulan durante el día, activando los recuerdos y haciendo conexiones entre los diferentes eventos que hemos experimentado.
“La privación del sueño es devastadora para la corteza prefrontal y conduce a recuerdos fragmentados. Trata de evitar las pantallas, comidas pesadas, cafeína y alcohol justo antes de acostarte. Si tienes problemas graves de ronquidos, considera una evaluación para tratamiento de apnea del sueño. Si tienes una mala noche de sueño, una siesta durante el día también puede ayudar”, aconseja el doctor.
3. Actividades monótonas
Recordamos eventos asociando información sobre lo que ocurrió, cuándo ocurrió y dónde ocurrió, lo que se denomina memoria episódica.
Una pista vinculada de manera única a un lugar y momento específico, como una canción que no habías escuchado desde que ibas al colegio o el olor de un plato que solía cocinar tu abuela, puede evocar un recuerdo episódico vivido. Esto solo funciona si tienes experiencias asociadas con contextos relativamente distintos y no tanto con experiencias monótonas.
“Puedes encontrarte con muy pocos recuerdos de una semana que pasaste casi enteramente en un escritorio alternando entre correos electrónicos y videos de redes sociales. Por lo tanto, considera diversificar tus rutinas. Da un paseo en lugar de quedarte sentado en el sofá. Pasar tiempo con distintas personas, ir a lugares diferentes y probar nuevas experiencias brindará oportunidades para construir recuerdos duraderos”, explica el profesor en su artículo.
4. Ser demasiado confiado en tu capacidad para recordar cosas
Si intentas hacer algo que implique memorización, como cuando te presentan a un grupo de personas o tratas de aprender un idioma extranjero, comienza por aceptar que probablemente "sobreestimes cuánto recordarás", dice el experto. El segundo paso, en este caso, será darte la oportunidad de equivocarte y no culparte por ello, añade.
“En lugar de memorizar mecánicamente, el aprendizaje más efectivo ocurre en circunstancias donde luchamos por recordar algo y luego obtenemos la respuesta que buscamos. Por ejemplo, unos minutos después de aprender algo, trata de ponerte a prueba. Luego hazlo nuevamente una hora después. Cuanto más espacies estos intentos, mejor”, recomienda. El Dr. Ranganath.
Fotos | Charan Ranganath y Ricky Esquivel de Pexels
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