Cada vez más, vamos tomando mayor y mejor consciencia de la dependencia que nos crea el uso incontrolado del móvil. Se trata de un problema tan real que el Ministerio de Sanidad ya ha empezado a tomar cartas en el asunto y ha incluido Internet en su Estrategia Nacional de Adicciones.
Al mismo tiempo, se han popularizado entre algunos usuarios las apps que monitorizan el uso que le damos al smartphone y que ayudan a darle uno más controlado. Es, por ejemplo, el caso de Forest, Space o FaceUP.
Según esta última, la mayor parte de mi tiempo virtual se lo lleva Instagram. De hecho, desde hace un tiempo, Instagram mismo ya nos permite conocer cuánto tiempo pasamos dentro de la red social en la pestaña "Tu actividad".
En mi caso, Instagram ha calculado que le doy un uso medio de 39 minutos diarios. Siendo los viernes el día que menos caso le hago, con solo 17 minutos. Por el lado contrario, sábados y domingos el consumo se dispara hasta una hora por día.
Esta estadística se calcula en base al uso que el usuario ha hecho de Instagram durante la última semana y se va actualizando cada siete días. También permite consultar el tiempo exacto que se ha pasado por día en la app. Por lo tanto, para obtener un calculo más exacto del tiempo real que paso dentro de la app, he sumado el tiempo día por día.
El resultado han sido 277 minutos que, redondeando, vienen a ser cinco horas semanales destinadas única y exclusivamente a pasar uno detrás de otro vídeos de perritos adorables y a cotillear la vida supuestamente perfecta de los demás.
Más significativa aún es la cifra que he obtenido cuando cinco horas a las semana se han convertido en veinte al mes. O lo que es lo mismo: casi un día entero de mi vida por mes exclusivamente dedicado a Instagram.
Estos datos me han llevado a reflexionar y a querer calcular en cuántos libros leídos se convertiría ese tiempo si fueran horas de lectura. Más que nada porque si tuviera que hacer una lista de las cosas que más me gusta hacer en la vida, en los primeros puestos estaría leer. Sin embargo, si lo pienso racionalmente, mirar Instagram no estaría ni en el top 10.
La lectura, cuando es silenciosa, suele desarrollarse a un ritmo de 200 palabras leídas por minuto. Dado que un libro suele tener 250 palabras por página, un libro medio de 350 páginas tiene 87500 palabras. Por lo tanto, haciendo la cuenta, se obtiene que de media se tardan 437 minutos en leer un libro de estas características. Es decir, 7 horas.
Resumiendo, destinando a la lectura esas veinte horas mensuales que paso en Instagram, habría podido terminar casi tres libros enteros. Tres volúmenes que se sumarían a los dos que, normalmente, ya leo por mes. Lo que se traduce en que, haciendo un uso controlado de esta app, podría estar leyendo cinco libros al mes.
Ahora solo queda comprobar si la hipótesis es real. Tras conocer esta realidad, he configurado Instagram para pasar un límite de 15 minutos al día dentro de la app. Cada vez que sobrepase este tiempo, me notificará mediante un aviso. Algo que espero que me ayude, sobre todo, a optimizar mi tiempo de lectura y no perderme en largas sesiones de quedarme mirando la pantalla mientras hago un descanso entre capítulo y capítulo de un libro.
¿Lo conseguiré? Para empezar, os invito a vosotros mismos a hacer el ejercicio y calcular en qué se materializaría el tiempo que pasáis de forma descontrolada en internet. No tiene por qué ser necesariamente enfocado a la lectura, puede ser relacionado a un deporte o a ver series en Netflix. Cualquier cosa que os guste y os aporte algo.
Aunque romper el hábito cueste, tomar conciencia es el primer paso para recuperar el tiempo perdido.
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