En contraposición a los colores vivos que mencionábamos el viernes, el blanco también es un color totalmente veraniego (aunque últimamente se utilice a lo largo de todo el año). Favorece terriblemente con la piel bronceada y es el que mejor ayuda a soportar el sol y el calor. Además tiene ese toque ibicenco que grita playa en cuanto lo ves.
Este año, el vestido blanco está más de moda que nunca y por eso se puede considerar una prenda imprescindible en nuestro armario. Además hay vestidos blancos en todo tipo de estilos, desde los más minimalistas y sencillos hasta los más sofisticados. Sólo se trata de encontrar el que más nos guste y favorezca.
El corte depurado y sobrio viene este año de la mano de Yves Saint Laurent. Un estilo de vestido que vale para las 24 horas del día y que se transforma totalmente según los complementos que adoptes.
El vestido blanco tiene también su lado sport o futurista, como hemos visto en los desfiles de Gucci.
Para las versiones más llamativas, podemos quedarnos con los volantes exagerado de Givenchy, las asimetrías, o troquelados al estilo D&G.
Aunque el toque lencero que tanto se lleva esta temporada también les va de maravilla a los vestidos en tonos blancos y cremas.
Las versiones lowcost de las tiendas nos ofrecen variadas posibilidades. Mi favorita es este vestido de encaje blanco de Mango. Se puede amortizar para mil ocasiones y se puede empezar a llevar desde ya con unas medias y cazadora de cuero o blazer, así que se trata de una compra para sacarle el máximo rendimiento.
Tenemos más opciones en Asos.
O en French Connection, que nos porponen un vestido de fiesta con detalle de volante muy original.
Y las versiones más Ibiza nos las traen los vestidos con bordados que ofrece la colección Garden de H&M. No me digáis que no son ideales para bajar a la playa con un capazo de mimbre.
Fotos | Style, H&M, Mango, Asos, French Connection
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