Mucha gente piensa que el éxito y la felicidad van de la mano. Sin embargo, tener éxito puede venir acompañado de ansiedad, de miedo, de dudas y hasta del síndrome del impostor. Verte en una situación que soñabas y que formaba parte de tus objetivos no siempre es fácil, y la inseguridad puede hacer mella en ti, haciendo que ese éxito que prometía hacerte feliz se convierta en realidad en el motivo de tu infelicidad.
Es algo de lo que sabe Laura Gassner Otting, una oradora experta en éxito, autora de libros y coach profesional. Tras publicar su primer libro y verse en un presente que imaginaba, sintió miedo y no fue la única. Tuvo un centenar de conversaciones con personas que rompieron el techo de cristal y todas y cada una de ellas tuvieron la misma experiencia. Cada una de ellas tuvo un momento en el que todo es asombroso y emocionante al conseguir un hito laboral, pero luego dudaron de qué hacer a continuación. Esta visión “negativa” del éxito es reversible y comienza porque sepas eso que nadie te cuenta. Cuatro secretos que Gassner Otting desvela en su libro ‘Wonderhell: Why Success Doesn't Feel Like It Should . . . and What to Do About It’, y cuyo reconocimiento es el primer paso para que tu desarrollo personal y profesional no se convierta también en una trampa para tu felicidad.
Tu éxito solo lo defines tú
Cuando hablamos de éxito, ¿cuál es su definición? Según Scott Mautz, orador, formador, instructor de LinkedIn Learning y experto en éxito y liderazgo, el éxito solo podemos definirlo nosotros mismos. Gassner Otting está de acuerdo y sabe que en lugar de dejar que otras personas te empujen hacia una meta, es mejor preguntarte si esa meta es lo que realmente quieres para ti o si es la idea de éxito de otra persona.
“No podemos tener una sed insaciable de los objetivos de los demás”, asegura Gassner Otting. “Si tenemos que trabajar duro en la oscuridad, sin que nadie lo vea, para conseguir un gran éxito, es mejor que sea un éxito que signifique algo para nosotros, o de lo contrario estaremos sacrificando muchas cosas en el camino que en realidad podrían significar mucho más”. Tu éxito y su definición es solo tuya y cuando entiendes esto, eres mucho más feliz porque no tienes a nadie a quien complacer más que a ti mismo.
El éxito no es el punto final del camino
Peter Bamn decía que “lo que importa verdaderamente en la vida no son los objetivos que nos marcamos, sino los caminos que seguimos para lograrlos”. Si entendemos el éxito como una meta o un objetivo final, te aseguro que seremos infelices. En ese momento, puedes sentir dudas sobre ti mismo, estrés y síndrome del impostor. Puedes pensar que has llegado a tu destino, pero según Gassner Otting, “lo que realmente sucede es que te das cuenta de que el techo de ayer es el suelo de mañana”. Afirma en su libro que el éxito es solo un punto de referencia que te muestra que puedes hacer más, como una boya que marca los metros de un río. Has llegado remando hasta uno de ellos, pero toca seguir avanzando. Es la única forma en que continuaremos creciendo y ese aprendizaje nos hará felices.
Las personas que te rodean influyen en tu éxito
No te hablo del efecto Galatea, que también influye en nuestro crecimiento personal, sino de que para alcanzar el éxito, y según la experta, necesitamos una comunidad con tres tipos diferentes de personas: aquellos con aspiraciones que hacen algo que a ti te parece interesante y que te sirven para fijarte en ellos; los compañeros, con los que puedo quejarme, de los que puedo aprender y con los que puedo celebrar; y un último tipo, los aprendices, que son la mejor manera de librarnos del síndrome del impostor, porque cuando le enseñamos a otra persona aquello que sabemos, nos damos cuenta de que sabemos más de lo que creíamos. Cuando tienes estos tres perfiles en tu vida, tu éxito y tu felicidad se incrementan.
Si quieres seguir avanzando, necesitas ambición
Con ambición nos referimos a esas ganas de seguir creciendo, de mejorar, de conseguir más, de hacerlo. Según afirma Gassner Otting en su libro, las personas exitosas se dicen a sí mismas: "Quiero esto. No voy a disculparme por ello. Me voy a sentir bien por ello". Abrazar nuestra propia ambición es la forma de que ese éxito no nos haga sentir infelices.
Para abrazar la ambición es necesario renegociar la relación que se tiene con las emociones. La experta asegura que las personas exitosas no se castigan a sí mismas con dudas sobre sí mismas. “No se esconden con el síndrome del impostor. No se acobardan ante las oportunidades. En cambio, dicen que las emociones que sienten son aliados útiles que les indican que están en el camino correcto”.
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