Hace unos meses empezó a saltar la noticia de que algunas empresas como Amazon o Google querían forzar la vuelta a la oficina, escudándose en que la productividad no es tan buena teletrabajando, a pesar de que la evidencia científica afirma lo contrario, mejora hasta en un 28% según el Informe Anual del teletrabajo publicado por Workmeter.
El teletrabajo además, favorece la conciliación familiar, reducen las distracciones constantes que se producen en la oficina y hasta se alivian los efectos del estrés en la salud. Pero aunque la productividad aumenta y se producen mejoras a nivel personal para los trabajadores, lo cierto es que hay algo que empeora cuando teletrabajamos. Algo en lo que quizá no habíamos caído hasta ahora.
Un estudio de la Universidad de Yale publicado en la revista Imaging Neuroscienc ha demostrado que las señales neuronales del cerebro se reducen significativamente cuando hablamos a través de una videollamada. Es decir, cuando mantenemos una comunicación teletrabajando a través de una videollamada, el cerebro no es capaz de conectar como lo hace cara a cara. Y esto sin duda lo usarán para forzar esa vuelta a las oficinas.
Las videollamadas parecían aliadas, pero en realidad son trampas para tu cerebro
La autora principal del estudio, la neurocientífica de Yale Joy Hirsch, explicaba que “los sistemas sociales del cerebro humano son más activos durante encuentros reales en persona que en Zoom". En el estudio, además de la neutocientífica, han participado la profesora de Psiquiatría Elizabeth Mears y House Jameson, profesor de medicina comparada y neurociencia. Juntos hablan de que las videollamadas, "parecen ser un sistema de comunicación social empobrecido en comparación con las condiciones en persona".
Durante el estudio, el equipo de Hirsch registró las respuestas del sistema neuronal en individuos que participaban en interacciones en vivo de dos personas y en aquellos involucrados en conversaciones de Zoom, a través de un conjunto único de tecnologías de neuroimagen que les permitió estudiar, en tiempo real, las interacciones entre dos personas en entornos naturales.
Tal y como explican, “las interacciones sociales son la piedra angular de todas las sociedades humanas, y nuestros cerebros están finamente sintonizados para procesar señales faciales dinámicas (una fuente primaria de información social) durante encuentros reales en persona”, algo que se pierde en una videollamada. De hecho, se percibió “una mayor excitación en los dos cerebros” de quienes participaban en conversaciones cara a cara, ya que se mantenía más tiempo la mirada y se producía un mayor diámetro de las pupilas.
"En general, las interacciones sociales dinámicas y naturales que ocurren espontáneamente durante las interacciones en persona parecen ser menos evidentes o ausentes durante los encuentros por Zoom", afirmaba Hirsch, que aseguraba además que “es un efecto realmente sólido. Las representaciones online de rostros, al menos con la tecnología actual, no tienen el mismo 'acceso privilegiado' a los circuitos neuronales sociales del cerebro que es típico de las cosas reales”.
Pero no es el único campo en el que las videollamadas se convierten en una trampa para nuestro cerebro. Según este estudio conjunto de las universidades de Columbia y Stanford publicado en la revista Nature, la comunicación virtual frena la generación de ideas creativas. Las videollamadas matan la innovación. Es decir, somos menos creativos cuando estamos en una videollamada que cuando hacemos un brainstorming cara a cara.
Se debe, tal y como explican los investigadores, en que la pantalla reduce el enfoque cognitivo de los participantes y se centran más en su interlocutor. Así, divagan menos. Ya sabemos que el secreto de la creatividad es el aburrimiento, por lo que al estar más centrados en quien habla, son menos creativos con sus ideas.
Además, las reuniones de este estilo son una auténtica maldición para aquellos que teletrabajamos. Microsoft publicó un estudio realizado con Axios sobre el porcentaje de tiempo que emplean los trabajadores en videollamadas y chats de trabajo: más de la mitad del tiempo.
Y es que a veces, el chat del trabajo y las reuniones no nos dejan trabajar, como decían los expertos de Xataka. Pero trabajar en remoto tenía que tener alguna pega.
Fotos | Surface, Chris Montgomery, Magnet.me en Unsplash
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