En Escandinavia una palabra que no existe en otro idioma: arbejdsglaede. Parece un trabalenguas, pero tiene un significado que traducido es “Felicidad en el trabajo”. Viene de unir las palabras “Arbejds” que significa trabajo y “Glaede” que significa felicidad. Parece una quimera, pero hace referencia de una forma simple a cuando te sientes bien en el trabajo, cuando te levantas sin ganas de jubilarte según suena el despertador para ir a trabajar. Te gusta lo que haces, tu trabajo te hace sentir orgulloso y disfrutas de las personas que trabajan contigo según Alexander Kjerulf, autor danés del libro ‘Happy hour is 9 to 5’.
¿Sientes que te hablo de un unicornio que es imposible ver en la vida real? Pues para ellos es real. De hecho es tan real que según datos de Eurostat, son uno de los trabajadores más felices del mundo (2 de cada 3 dicen que tienen una alta satisfacción laboral) y el dato más sorprendente: el 58% de ellos no dejaría de trabajar aunque ya no necesitara el dinero. Pero ¿cuál es el secreto? Según explica Meik Wiking, considerado el hombre más feliz del mundo y uno de los investigadores asociados de la Base de Datos Mundial de la Felicidad, además miembro del comité asesor del Informe de Política de Felicidad Global y fundador del Museo de la Felicidad en Copenhague, todo empieza por la regla de los tres metros.
En qué consiste “la regla de los tres metros”
Tal y como explica Wiking en su recién publicado libro ‘Hygge work: Cómo encontrar la felicidad en el trabajo y en la vida cotidiana’, la “regla de los tres metros” consiste en que nos hagamos responsables de lo que pasa a nuestro alrededor, como si hiciéramos un círculo de tres metros de diámetro. Un ejemplo para que lo entiendas. Si un compañero de trabajo necesita ayuda y está a tres metros de ti, ayúdale. Se trata de sentirnos útiles en un espacio limitado, eso sí. No se trata de que nos quedemos con el trabajo de todo el equipo, sino que no nos limitemos a hacer únicamente lo que nos toca, sino que en un pequeño ámbito seamos los dueños y jefes.
Parte de la felicidad laboral según el experto reside en nuestra autonomía y la forma de fomentarla puede ser convertirnos en dueños de ese espacio de tres metros. En palabras de Wiking esta regla “transmite empoderamiento, responsabilidad e independencia”, porque en lugar de que el jefe esté vigilando, cada uno es responsable de lo suyo. Y el jefe también se libera.
Funciona. Al menos según Wiking. En los jardines Tívoli de Copenhague lo hacen y “cada uno es jefe de lo que se encuentre a su alrededor en un radio de tres metros”, explica. “Esta regla deben seguirla todos. Independientemente de si son el vicepresidente o un camarero. Así, cada empleado debe actuar como anfitrión del parque, solucionar los problemas de los visitantes, mantener su zona limpia y comportarse como un buen compañero”, en ese pequeño radio de tres metros tal y como explica en su libro.
Según explica Wiking en su existen algunos principios clave que hacen del ambiente laboral danés uno de los más satisfactorios del mundo. Buscar nuestra felicidad y hacernos de alguna manera responsables de ella es el primer paso. “Tu felicidad en el trabajo es tu responsabilidad. Si quieres “Arbjegdsglaede” no puedes esperar a que tus compañeros o tu jefe hagan algo. Tienes que empezar contigo mismo”, explica el experto en bienestar.
No hay que confundirlo con el positivismo tóxico ni con la también tóxica creencia de que nosotros “podemos con todo”, que solo genera frustración a quien lo experimenta. Hace referencia a que si queremos ser felices en nuestro trabajo tendremos que buscar de forma activa esa felicidad.
Más trucos para buscar el “Arbjegdsglaede”
Alexander Kjerulf propone tres cosas más para buscar ese “Arbjegdsglaede”, comenzando con un “buenos días de nivel 5”, es decir, dar los buenos días a tus compañeros de trabajo de manera cálida, amigable y alegre. Mirándoles a los ojos, hablando con ellos y demostrándoles que te apetece pasar el día con ellos.
También asegura que para fomentar tu felicidad en el trabajo puedes probar con un ejercicio de gratitud: cada día antes de dejar el trabajo haz una lista de tres cosas buenas que te ocurrieron durante el día. No importa lo pequeñas que parezca, solo importa que hayan ocurrido durante la jornada. De esta forma entrenaremos a nuestro cerebro para que perciba de una forma más sencilla lo bueno de nuestro trabajo.
En el vídeo, el experto asegura que otra cosa importante es celebrar tus victorias. “Cuando algo sale bien en el trabajo, cuando tienes éxito, celebrarlo”. En lugar de focalizarse en lo que no funciona, hazlo en lo que sí tiene éxito.
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Fotos | Marek Rucinski en Unsplash, Brooke Cagle en Unsplash
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