Jueves. Termino de trabajar y me voy al gimnasio. A las 9 de la noche recibo un whatsapp “Anabel, mañana en la reunión tenemos que ver esto”. Sábado, tres de la tarde. Mi móvil se ilumina con un mensaje “Anabel, hay que solucionar esto cuanto antes”. Lunes, 6 y media de la mañana. Un mensaje con un “avísame cuando estés disponible”.
Esto que vivo cada día tiene nombre. Se llama blurring y está afectando no solo a mi productividad, también a mi vida e incluso a mi relación de pareja.
Qué es el blurring
El blurring no es nuevo. El término procede del verbo en inglés to blur, en castellano difuminar, y en el ámbito laboral hace referencia a la dificultad para separar la vida laboral de la personal. Es decir, el blurring es un fenómeno en el que se difuminan los límites entre vida laboral y personal. Se acentúa notablemente con el trabajo en remoto (mi caso) y con el uso de nuevas tecnologías que nos permiten estar más conectados, pero también más disponibles. Impide una correcta conciliación y puede ser más perjudicial de lo que parece.
Muchos de nosotros estamos disponibles las 24 horas del día, los 7 días de la semana, algo a lo que el teletrabajo no ayuda nada. Y aunque esta investigación de la Universidad de Jyväskylä asegura que "a menudo se olvida hablar de efectos positivos, como la autonomía y la libertad que los empleados obtienen cuando tienen flexibilidad para programar su trabajo", si no conseguimos encontrar un equilibrio entre vida laboral y personal esos beneficios no sirven de nada.
El cambio al trabajo remoto por la pandemia de COVID difuminó aún más los límites entre vida personal y laboral. Es más, el Índice de la anatomía del trabajo de 2022 afirma que el 37 % de los trabajadores no tienen una hora clara de inicio o finalización en su jornada laboral y más de un tercio de los trabajadores aseguran que pasan más tiempo revisando emails y pensando en el trabajo fuera del horario laboral en comparación con el año anterior.
Esto provoca que nos cueste trazar límites estrictos entre las horas de trabajo y el descanso, lo que genera exceso de trabajo y un desequilibrio entre el trabajo y la vida personal. Provoca estrés, causa desordenes de sueño, produce agotamiento y hasta puede conducirnos al burnout, porque a pesar de estar “descansando”, el blurring hace que continuemos resolviendo problemas laborales o solicitudes a destiempo que nos impide desconectar y tener un descanso de calidad.
Estar siempre conectados, la trampa del teletrabajo
Aunque un estudio de la Universidad Bully mostró que los millennials prefieren una mayor libertad de ubicación y el 77% afirma que el trabajo flexible los haría más productivos, esa idealización del teletrabajo es justo eso, una idealización.
Llevo seis años teletrabajando y en este tiempo me he encontrado con muchas dificultades que van desde la pérdida de interacción social hasta una menor sensación de equipo por la distancia, pasando por una extrema dificultad para la conciliación. Hay trucos para evitarlo, pero el uso de nuevos métodos de comunicación inmediata como el whatsapp, no lo ponen nada fácil.
Según una investigación del informe CIPD/Halogen Employee Outlook el 32% de los trabajadores sienten que tener acceso remoto al lugar de trabajo a través de software digital significa que no pueden desconectarse en su tiempo personal. Pero eso de trabajar en remoto no es tan bueno porque provoca que en parte, se desdibuje la línea entre trabajo y vida personal.
Esta investigación de la Universidad de Zurich publicada en Journal of Business and Psychology asegura que difuminar los límites entre el trabajo y la vida personal puede afectar negativamente la sensación de bienestar de las personas y provocar agotamiento y con este, una disminución de la productividad. El estudio, liderado por la psicóloga de salud laboral Ariane Wepfer preguntó a los participantes cómo de capaces eran gestionar los límites entre su vida laboral y personal. Por ejemplo, con qué frecuencia se llevaban trabajo a casa, trabajan los fines de semana o pensaban en el trabajo durante su tiempo libre. Sorpresa, los empleados que no mantenían límites claros entre el trabajo y el tiempo libre estaban más agotados y experimentaban una menor sensación de equilibrio y bienestar en diferentes aspectos de sus vidas.
Y es que eso que estamos empezando a normalizar, como que un cliente nos escriba un whatsapp a las 9 de la noche, a las 7 de la mañana o los fines de semana, es una de las cosas que difumina la línea entre trabajo y vida personal. Puede que decidas no contestar hasta que sean las horas de tu jornada, pero el hecho de que salga en las pantalla, ya genera una sensación de estrés que te hace pensar en el trabajo.
Qué hacer para evitar el blurring
Está claro que hay parte de responsabilidad en las empresas, pero como trabajadores podemos establecer y crear límites claros, que no solo deben respetar otros, también nosotros. Así se puede crear un espacio “libre de trabajo” durante nuestras horas libres que ayude a reducir la ansiedad laboral. No siempre es fácil, te lo aseguro, pero aprender a decir que “no” está siendo esencial en mi trabajo.
Además, hay cuatro tips que vendrán muy bien para que ese blurring te deje tranquila:
- Avisa a tus superiores o tus compañeros de equipo cuando sientas que estás sobrepasada. No hay nada malo en decir “hasta aquí” y evitar así la productivitis.
- Establece horarios de “entrada” y “salida” para el trabajo, y lo más importante: respétalos. Eres la primera persona que debe hacerlo si quieres que el resto lo haga.
- Pospón las notificaciones cuando no estés trabajando. Es algo complicado si no tienes un teléfono de empresa pero no es imposible, te lo aseguro.
- Elimina las aplicaciones de trabajo de tu teléfono y revisa los emails solo durante tu jornada de trabajo
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