Que Barcelona es una de las ciudades más hermosas del mundo es algo que no se puede debatir. De hecho, está en el top 5 de ciudades más bonitas del mundo, según 'National Geographic'. En su interior esconde auténticas joyas arquitectónicas y prueba de ello es esta famosa calle, una de las más bellas que existen.
Hablamos de la calle del Consell de Cent, que recoge en una sola línea recta un perfecto resumen de lo que significa Barcelona. Así lo afirma la revista 'Time Out London' y no se equivoca lo más mínimo: desde tiendas artesanales de pan y especialidades catalanas hasta ropa de última tendencia, pasando por galerías de arte y exposiciones y tascas acogedoras de las de toda la vida.
Esta calle peatonal del corazón de Barcelona se compone de cuatro plazas icónicas: Rocafort, Enric Granados, Girona y Borrell. Todas ellas son perfectas para sentarse a tomar algo, desconectar y empaparse de la historia de esta ciudad condal en pleno epicentro del bullicio barcelonés.
Qué ver en la calle del Consell de Cent
Para disfrutar al máximo de este carrer hay que saber qué buscar, a donde mirar y qué estamos viento. Comenzamos por Consell de Cent 340, un precioso edificio del siglo XIX lleno de frescos adornando la fachada. Fueron realizados por artistas italianos con el objetivo de atraer a la clase adinerada hacia el ensanche de lo que era en aquella época la ciudad.
Otra parada obligatoria es el número 159 de Consell de Cent, popularmente conocido como la Fábrica Lehmann. Es una antigua fábrica de muñecas de porcelana, pero de ella solo queda su enorme chimenea. Hoy en día se ha convertido en un patio bohemio lleno de luces
Seguimos en este ecléctico puzle de historia de Cataluña que se acumula en una sola calle. Otra joya arquitectónica es la Casa Ferran Guardiola, que salta a la vista por su enorme fachada art deco de los años 20 con una clara inspiración china. Y hablando de eclecticismo, echa un vistazo al Espai Nur, un solar donde los vecinos del barrio han colocado cientos de plantas y ahora es lugar de anidación para diversas aves.
Seguimos pateando calle arriba y calle abajo, porque el banquete visual y artístico no para en este rincón barcelonés. Pasamos por la modernista Casa Lleó Morera y su preciosa cúpula o por el icónico bar Funicular, testigo de la España negra franquista que se ha mantenido impasible a la modernización del resto del barrio.
Terminamos el recorrido en el Forn Sarret, una panadería tradicional que lleva ocupando ese mismo espacio desde 1898. Es uno de los pocos comercios centenarios que quedan en Barcelona, con sus escaparates modernistas ajenos al paso del tiempo, que bien merece una parada para comprar auténtico pan de obrador.
Fotos | Ajuntament de Barcelona, Pobles de Catalunya, Fábrica Lehmann, Wikipedia Commons, Patrimoni, Barcelona.
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