Bali, las Maldivas, las playas de Santa Mónica, la costa amalfitana... Hay muchos lugares donde elegir que se encuentran entre los favoritos de las influencers para pasar sus vacaciones de verano. Son preciosos, están de moda y lucen bien en Instagram. Pero ¿dónde veraneaban las celebrities de hace cien o ciento cincuenta años? Si Chiara Ferragni hubiera nacido a finales del siglo XIX, ¿dónde estaría pasando este mes de agosto? Seguro que por alguna de estas nueve ciudades se dejaría caer:
Bath (Reino Unido)
La ciudad inglesa de Bath era uno de los lugares favoritos de la aristocracia del siglo XIX para pasar la temporada de verano. Pero la historia turística de la ciudad se remonta a muchos siglos antes. Y todo gracias a sus aguas termales, una de las razones que convertían a las ciudades, en el pasado, en atractivos destinos para pasar retiros, más largos o más breves. O incluso para quedarse a vivir, como hizo la escritora Jane Austen.
La ciudad fue fundada, de hecho, como complejo termal por los romanos y fue a finales del siglo XVII cuando se popularizó entre la aristocracia. Hoy, Bath es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, recibe más de cuatro millones de visitantes al año y es una escapada perfecta para un día (o más) desde Londres, que se encuentra a unos 180 kilómetros.
Saint-Tropez (Francia)
Decir Saint-Tropez es decir glamour del de verdad. Del que tiene sabor clásico y muchos años de historia. Hasta los años veinte del siglo XX, no era más que un pequeño pueblo de pescadores, como tantos otros de la Costa Azul. Pero entonces comenzaron a llegar a su costa iconos del estilo como Coco Chanel o Elsa Schiaparelli, y el destino de Saint-Tropez cambió.
En la Segunda Guerra Mundial sufrió la ocupación nazi y fue la primera localidad francesa en ser liberada. Y a partir de ahí llegó su momento de gloria. Especialmente cuando, en 1956, Brigitte Bardot rodó en sus playas Y Dios creó a la mujer y la actriz se quedó a vivir en el pueblo. Mick Jagger se casó con Bianca allí. Y hoy más de cinco millones de turistas visitan sus costas, buscando el chic de antaño en plena Costa Azul.
Santander (España)
El último tercio del siglo XIX vio nacer el turismo, similar a como lo conocemos hoy en día, en España. Y Santander era por entonces uno de los place-to-be de la alta sociedad. Los llamados «baños de ola» comenzaron a popularizarse entre la aristocracia por sus propiedades terapéuticas, y las orillas del Cantábrico vieron crecer diferentes puntos turísticos.
En 1861, la reina Isabel II ya decidió hacer un retiro estival a las playas de El Sardinero. Pero quienes dieron el verdadero empujón al turismo de la ciudad fueron Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia. A ellos la ciudad les regaló en 1908 los terrenos de la península de la Magdalena, donde construyeron el palacio del mismo nombre. Otros regios edificios siguieron a esta construcción, como el Gran Casino, el Hotel Real o el Hipódromo de Bellavista, que aún hoy siguen atrayendo visitantes.
Baden-Baden (Alemania)
No solo de destinos de costa vive el turista y no solo del sur de Europa vive el verano. Y si no, que se lo pregunten a la ciudad alemana de Baden-Baden, que vivió su momento de esplendor turístico durante el siglo XIX, cuando la burguesía europea lo convirtió en su lugar de descanso favorito.
De nuevo las aguas termales marcaron el devenir de un lugar. Y en Baden-Baden se reunían todo tipo de personajes de la alta sociedad. Desde personas afectadas por enfermedades nerviosas hasta respiratorias, pasando por quienes simplemente querían descansar y hacerlo en un lugar en el que relacionarse con otros de su misma clase. Aún hoy en Baden-Baden se pueden ver los restos de aquel pasado glorioso, en palacios, balnearios o un Casino que llegó a ser el más lujoso de Europa.
Martha's Vineyard (Estados Unidos)
Al otro lado del charco también surgieron centros turísticos para albergar a las clases sociales más altas. En Estados Unidos, la costa de Nueva Inglaterra era la favorita, y más en concreto el triángulo formado por Nantucket, Hyannis Port y Martha's Vineyard. Una zona cuya riqueza en el pasado se basó en la caza ballenera, pero que a principios del siglo XX comenzó a convertirse en un lugar de moda.
Quienes veraneaban en Martha's Vineyard lo hacían buscando exclusividad y ocio marítimo, puesto que la zona cuenta con algunos de los puertos deportivos más importantes del país. Y la exclusividad la han puesto los ilustres visitantes de la ciudad, con la familia Kennedy a la cabeza (John John perdió la vida en su avioneta cuando se dirigía a una boda en Martha's Vineyard). También la familia Clinton y los Obama pasaron allí diferentes periodos vacacionales.
Brighton (Reino Unido)
Solo hace falta una breve visita al Brighton actual para darse cuenta de que la ciudad esconde muchos años de historia de ilustres visitantes. Fue a mediados del siglo XVIII cuando la ciudad fue poco a poco transformándose de pueblo pesquero en ciudad balneario. El rey Jorge IV visitó la ciudad en 1783, cuando aún era Príncipe de Gales y quedó prendado de la localidad. A él se le puede considerar el mayor artífice de la fama inicial de Brighton.
La llegada del ferrocarril y la cercanía con Londres situaron a Brighton como el principal centro de veraneo del país desde comienzos del siglo XIX hasta la actualidad. Se construyó el Royal Pavilion, un capricho de influencia asiática de Jorge IV, el Brighton Pier y numerosos hoteles y mansiones que aún albergan hoy a gran parte del turismo interior británico.
Biarritz (Francia)
«No he conocido en el mundo un lugar más agradable y perfecto que Biarritz». No lo decimos nosotros (que quizá también). Son palabras del escritor francés Víctor Hugo, que descubrió la ciudad en 1843. Un lugar que había estado dedicado a la pesca de ballenas desde el siglo XI y que vio su resurgir cuando bañarse en el mar se convirtió en una actividad de moda.
Hasta allí llegó entonces lo más granado de la alta sociedad, como los duques de Windsor (en la imagen), que solían pasar periodos vacacionales en sus playas. Ocurrió lo que más temía Víctor Hugo («mi único miedo es que se ponga de moda»). Sí, Biarritz se puso de moda a finales del siglo XIX y, más de un siglo después, sigue siendo uno de los lugares más chic del mundo.
Karlovy Vary (República Checa)
Ya desde el siglo XIV se conocían las propiedades medicinales de las aguas termales de Karlovy Vary, una ciudad de la región de Bohemia a poca distancia de Praga. Pero fueron las publicaciones de algunos doctores en el siglo XIX, unidas a la llegada del ferrocarril a la localidad, las que hicieron que se convirtiera en un auténtico must de la época entre la aristocracia.
Ya a finales del siglo XIX recibía unos 26.000 visitantes al año y subió hasta 71.000 en 1911, una cifra realmente espectacular en la época. Pero la Primera Guerra Mundial y la caída del Imperio Austrohúngaro acabó con su importancia. Hoy, aún pueden verse en sus calles las casas, hoteles y balnearios que fueron testigos de una época de gloria que, poco a poco, va recuperando la ciudad.
San Sebastián (España)
Ya hemos visto en varias de estas ciudades de moda de los siglos pasados que los reyes podían tener una gran influencia a la hora de concederles su gracia. En el caso de San Sebastián, fue la reina María Cristina quien le dio empuje al turismo de la ciudad, al empezar a veranear en ella en 1893.
Comenzaron a construirse entonces edificios de carácter majestuoso y de marcada influencia francesa. El Gran Casino de Donostia (ubicado en lo que es actualmente el Ayuntamiento de la ciudad) se convirtió en el lugar favorito de la clase alta para dejarse ver durante la época de la belle époque. La playa de la Concha con su característica barandilla, La Perla o el hotel María Cristina sirven de recordatorio de aquella época en una de las ciudades más bellas de Europa, en esta época y en las anteriores.
Imágenes | Kutxa Fototeka (Fondo Foto Car, Ricardo Martín), Roman Baths, Santander 1900, Kurhaus Baden-Baden, Vineyard Visitor, Old UK Photos, Gtresonline y Hotel Imperial.
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