Pocos lugares son más idílicos que la Costa Brava y sus preciosas calas recónditas bañadas por el Mediterráneo. Este pueblo está ubicado en un rincón privilegiado, con aguas turquesas, espíritu veraniego y decenas de barcas de pesca flotando en sus orillas. Es una postal de ensueño, o lo era, porque ahora el sobreturismo se ha cargado la magia.
Ubicado a 75 kilómetros de Barcelona, este idílico pueblo es Lloret de Mar y alucinaríais con lo bonito que puede llegar a ser. Su cala de Sa Boadella es una de las más bonitas de Europa y sus jardines de Santa Clotilde con el mar de fondo parecen sacados de una ciudad élfica de 'El Señor de los Anillos'.
Pero, como todo lugar hermoso que gana fama internacional, ha sufrido las consecuencias del turismo de masas. Según las estadísticas, Lloret de Mar cerró 2023 con más de un millón de viajeros, de los cuales la mayoría (más de 800.000) eran extranjeros. Dicho de otra forma, este pueblo tiene 25.000 habitantes y 250.000 turistas cada verano.
Lloret de Mar es famosa por su turismo, pero su fuerte es el turismo barato dedicado a los jóvenes que buscan precios económicos y ocio nocturno. El llamado turismo de borrachera, que se traduce en malos comportamientos, basura, ruido, daños al mobiliario urbano, balconing y otros impactos negativos para el pueblo y sus habitantes locales, como oferta de trabajo temporal y precario.
¿La verdad? Este plan será atractivo para algunos, pero los que buscamos disfrutar de la playa y de la paz de un pueblo pesquero huimos despavoridos de esta localidad. Sus playas están atestadas de gente y es imposible dormir por el alboroto. Esto no son unas vacaciones, es una pesadilla.
Lo digo con mucho pesar, porque es un lugar realmente hermoso que se están cargando al completo, por la falta de normativas turísticas y de un cambio a un modelo turístico sostenible.
Fotos | @lloretturisme.
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