Su costa sabemos que es una maravilla pero uno de los secretos mejor guardados de Galicia se encuentra en el interior, en la Ribeira Sacra. Una zona de sobrecogedor belleza natural compuesta por diferentes localidades del sur de la provincia de Lugo y el norte de la provincia de Ourense que tienen el curso fluvial de los ríos Miño, Sil, Cabe y Bibei como elemento de unión. Probablemente, su punto más famoso y turístico sea los Cañones del Sil, pero hoy venimos a descubriros una alternativa para huir de la masificación.
Se trata de una pequeña ruta, muy cerca del propio río Sil, para la que es necesario contar con cierta base física para poder atravesarla. No es que se trate de una ruta especialmente complicada pero es de intensidad media y tiene un desnivel pronunciado. Por todos estos motivo, no se considera una ruta para todos los públicos. Eso sí, está muy bien señalizada.
Además, merece mucho la pena porque la recompensa son unas impresionantes pasarelas de madera (a lo película de aventuras) a los márgenes del río y rodeadas de pueblos medievales. Es la ruta del Cañón del río Mao, un afluente del Sil, que se puede circunvalar con un camino circular de 16 kilómetros.
El recorrido llega como máximo a los 850 metros de altura y se hace en unas seis horas y media. Así que es importante llevar agua y algo de comida, así como equipados para la meteorología cambiante de esta zona de Galicia. Además, al contrario de lo que cabe imaginar, puede ser muy cálida en ciertos momentos del verano.
Básicamente, a través de esta ruta circular se asciende por el cañón del río Mao, se descubre una antigua necrópolis y se conocen varios pueblos de la zona. Además, también se puede ver el Cañón del río Sil. Aunque la ruta comienza en la conocida como Fábrica de la luz, una antigua central hidroeléctrica, de principios del siglo XX, reconvertida en albergue.
Después se asciende por una considerable pendiente hasta llegar a San Lourenzo de Barxacova, donde se encuentra la necrópolis medieval con varias tumbas excavadas en la roca. Desde este punto, la ruta avanza sin apenas pendiente por el cañón del río Mao a través de un estrecho sendero con unas fantásticas vistas panorámicas.
Más adelante se abandona el cañón y, a través de campos de pasto y cultivo, se pasa por varios pueblos, como Forcas y A Miranda, llegando de nuevo a San Lourenzo, donde se puede obtener una buena visión panorámica sobre el cañón del río Sil.
Por último, toca descender hasta llegar al cauce del río Mao y ascender por una pasarela de madera que acompaña al río hasta llegar al punto de partida. Aunque tiene competencia, este es sin duda el tramo más especial de toda la ruta senderista. imposible acabar mejor.
Foto de portada | Millán
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