Antes de visitar Vila Real de Santo Antonio había soñado con ello ya muchas veces. Como buena millennial obsesionada con la cerámica, este pueblo que hace frontera con España en la provincia de Huelva, en concreto en Ayamonte, se me presentaba como un paraíso para explotar mis dotes decorativas aspiracionales.
El nexo de unión entre Vila Real de Santo Antonio y Lisboa tiene nombre propio
Esta antigua aldea de pescadores se encuentra a las orillas del río Guadiana, la frontera natural del país vecino con España en este punto geográfico.
Vila Real de Santo Antonio fue fundada en 1774 y al igual que la reconstrucción de Lisboa tras el terremoto de 1755, el impulso vino por parte del Marqués de Pombal, de ahí que estéticamente la capital del país luso y esta pequeña ciudad de unos 20 mil habitantes tenga similitudes arquitectónicas y estéticas.
El noble Sebastião José de Carvalho e Mello, estadista de formación, fue el primer ministro del rey José I, un déspota ilustrado de esos que optaban por lo de "todo para el pueblo pero sin el pueblo". En su búsqueda de acercar la economía y sociedad portuguesas a las del resto de Europa, emprendió una serie de reformas en estos ámbitos que sirvieron para que el país evolucionase a pasos agigantados y su figura se convirtió en imprescindible.
Vila Real es un tranquilo rincón del Algarve perfecto si vas buscando una estancia calmada, de relax y playas no tan abarrotadas como las del resto de esta conocida y muy turística región.
Qué hacer en Vila Real de Santo Antonio
Aunque tiene el atractivo de sus playas y puedes disfrutar de salidas en barco para visitar diferentes cuevas e intentar avistar delfines, yo visité Vila Real de Santo Antonio casi con la llegada del invierno, y te puedo decir que merece mucho la pena. En apenas un día puedes ver lo que es la ciudad y así el resto de la escapada puedes pasarlo al ritmo que desees y sin prisas.
- La Plaza del Marqués de Pombal. Sin duda, esta ha de ser la primera parada de rigor. A pesar de ser un espacio bastante sencillo, es cierto que es muy llamativo y si vas durante la época de Navidades está decorado de forma bastante bonita. En mitad de la plaza se encuentra el obelisco levantado en honor al rey José I y destacan las franjas de piedra blancas y grises que dibujan el suelo.
- Un paseo a las orillas del Guadiana. Esto fue una de mis cosas favoritas de la estancia en Vila Real, ya que además fui a finales de 2021 y es cierto que no había aún demasiado turismo debido a la pandemia. Todo estaba tan tranquilo que estar sentada mirando los barcos del puerto sin hacer nada se me hizo de lo más placentero. Las vistas también acompañaban.
- Comer muy rico. Debido a la crisis sanitaria muchos locales de restauración estaban cerrados porque no habían sobrevivido al mazazo económico que supuso el coronavirus para el sector hostelero en general y otros porque aún no habían vuelto a la actividad. Sin embargo, tuvimos la suerte de sentarnos a comer en un restaurante tradicional con una muy buena relación a nivel calidad-precio. Además, también tuvimos bastante buena compañía, un par de gallos que tenían pinta de que no iban a pasar el año nuevo en el restaurante.
- Comprar cerámica muy barata. Porque sí, traerte de vuelta jarrones, tazas, cuencos y platos bonitos son las nuevas toallas.
Dónde alojarse en Vila Real de Santo Antonio
Cuando viajo me gusta estar lo más informada posible sobre el lugar al que voy, ya que una de las cosas que me define es una necesidad imperiosa de aprender y de tenerlo todo lo más controladito y claro posible, algo que en estos casos juega a mi favor, de ahí que encontrase el alojamiento en el que estuvimos a un precio bastante bueno de acuerdo a su calidad.
La Pousada de Vila Real de Santo Antonio, en la Plaza del Marqués de Pombal, es EL SITIO, sí, así con mayúsculas. Iría una y mil veces más. Estéticamente es un diez, el equipo del hotel era encantador, las camas cómodas y el restaurante bastante bueno.
Fotos | iStock CBCK-Christine, iStock Pablo Guiroy Pedrosa, iStock Luis Fonseca y iStock CaronB
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