La supuesta alta frecuencia con la que algunos hombres piensan en el Imperio romano se ha convertido en uno de los memes más divertidos del año. Sin embargo, en su defensa, hay que admitir que se trató de una época de la historia verdaderamente fascinante y que, además, sigue influyendo en el presente. Prueba tangible de ello son la cantidad de sus construcciones que aún se mantienen en pie y en buenas condiciones hasta el día de hoy. De hecho, aquí en España lo podemos constatar en uno de nuestros pueblos más bonitos y desconocidos. No obstante, el mejor legado patrimonial que nos dejaron los romanos se encuentra en otro punto de nuestra geografía.
Al norte de la provincia de Badajoz, en Extremadura, se encuentra Mérida o Emerita Augusta, tal y como la llamaban los romanos. Fue fundada en el año 25 antes de la era común como colonia para los soldados retirados del ejército y se convirtió rápidamente en un importante centro administrativo y político de la Hispania romana.
Una ciudad en la que al pasear por sus tiendas y doblar la esquina puedes tomarte con un templo romano o salir una noche y disfrutar de un espectáculo al aire libre en un monumental teatro con más de 2.000 años de historia. Cruzar un auténtico puente romano de camino a casa y contemplar enfrente una alcazaba árabe. Claro que por algo es Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
Mérida tiene uno de los conjuntos monumentales romanos mejor conservados del mundo. Su espectacular teatro mantiene numerosos elementos originales y en la ciudad todavía se puede encontrar un anfiteatro, un circo romano, un par de acueductos, varios templos, algunas antiguas casas palaciegas romanas… Además, son muy fáciles de visitar todos porque la entrada a los monumentos es conjunta.
Por otro lado, en Mérida se encuentra también el Museo Nacional de Arte Romano, con una colección que incluye grandes mosaicos, el trazado de una antigua calzada romana y hasta la decoración del pórtico del foro.
El toque que termina de hacerla tan especial, es que el conjunto monumental está integrado en el trazado urbano de Mérida. Por ejemplo, junto a la calle más comercial (Santa Eulalia) se encuentra el Templo de Diana, uno de los edificios más antiguos de la colonia romana. También, paseando por la calle Trajano se pasa bajo el Arco de Trajano, que dio acceso en su día al espacio sagrado que circundaba a un gigantesco templo.
De este modo, uno casi que se siente paseando por un presente alternativo en el que el Imperio romano ha durado hasta nuestros días. Además, en junio se celebra Emerita Lvdica, un festival que recrea el pasado de la ciudad con pasacalles de romanos, desfiles de gladiadores, un mercado, espectáculos y la Noche Romana en Blanco, en la que se pueden visitar los principales monumentos hasta altas horas de la madrugada.
Foto de portada | Carlos Sánchez en Flickr
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