No cabe duda de que el confinamiento por la pandemia de Covid-19 es una experiencia que ha marcado un antes y un después en nuestras vidas y en la historia. Durante dos meses interminables hemos pisado la calle únicamente para recados de primera necesidad y tiendas, restaurantes y museos han permanecido cerrados a cal y canto. Una situación extraordinaria y extrema que, como siempre, solo el arte puede expresar mejor que las palabras o la razón lo que ha significado. Es por ello que el proyecto Espacios ocultos del artista José Manuel Ballester ha adquirido una nueva dimensión.
En 2007, el que sería Premio Nacional de Fotografía en 2010, empezó a vaciar de figuras algunas de las obras pictóricas más importantes de la historia del arte, dejando solo el paisaje de fondo y los objetos: El Jardín de las Delicias, del Bosco; Las meninas, de Diego Velázquez; La última cena, de Leonardo Da Vinci; El Guernica, de Picasso o El nacimiento de Venus, de Botticelli son algunos de los cuadros en cuya realidad parece estar habiendo también una cuarentena.
Estas recreaciones se han elaborado de manera digital y el resultado de la descontextualización que provocan resulta tan desconcertante como inquietante. Un trabajo en el que se reconstruye lo que ha desaparecido y en el que el paisaje es el gran protagonista, como aquello que permanece de forma inamovible pase lo que pase.
De forma contraria, durante el confinamiento surgió una iniciativa desde el Centro Getty de Los Ángeles que consistía en replicar en casa obras de la historia universal del arte solo con lo que se tuviera por casa. Una forma de fomentar la creatividad durante la cuarentena y de que se nos hiciera más amena.
Fotos | José Manuel Ballester