Cada estación tiene sus pros y sus contras en belleza a causa de las temperaturas. Existen problemas estéticos que nos pasan especialmente en invierno (como la sequedad de los talones, por ejemplo) y lo mismo durante el verano. Uno de ellos es que las pieles grasas se calman, podríamos decir que se aletargan: el exceso de secreción sebácea se reduce.
Aunque hay que estar alerta al efecto rebote al final de temporada estival, podrías aprovecharlo durante julio y agosto para cambiar tu champú o tu rutina. Incluso ambas cosas. El propósito es reducir la frecuencia de lavado o cambiar el champú para cabello graso por uno normal.
El cuero cabelludo es el que hace que tu cabello sea graso. Cuanto más graso, más te lo sueles lavar pero es un error: no ayudas a la regulación de ese exceso de sebo. Aguantar la sensación de cabello “sucio” un día entero y lavártelo a días alternos es desagradable. Ya que estás en verano y que posiblemente hayas notado menos grasa, aprovecha.
No te laves el pelo cada día: mejor día sí, día no. Es el momento ideal para ese esfuerzo y ver resultados. Poco a poco, tu cuero cabelludo secretará menos sebo. Aprovecho para recordarte que los champús de tratamiento (y esto incluye los seborreguladores) no son para uso diario.
Si de todos modos estás usando un champú para cabello graso, déjalo de lado por un par de meses y utiliza uno neutro de uso frecuente. Si estás de vacaciones en la playa acabarás lavándote el cabello casi cada día y será mucho mejor el champú para cabellos normales. Haz la prueba y mantén esta rutina capilar hasta septiembre.
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